AMLO, migrantes y retos
“El Estado dejará de ser un comité al servicio de una minoría y representará a todos los mexicanos: a ricos y pobres; a pobladores del campo y de la ciudad; a migrantes, a creyentes y no creyentes”.
Andrés Manuel López Obrador
La transición política es inminente en México y la nueva administración, flamante, incineró al partido tricolor que nos ha gobernado por décadas. El pasado primero de julio, Andrés Manuel López Obrador dio un importante mensaje sobre lo que serán los siguientes seis años de su gobierno. En este discurso, el presidente electo abordó múltiples problemas del país, siguiendo la línea que ha caracterizado su discurso: el combate a la corrupción y favorecer a los olvidados. Sin embargo, también habló de temas de latente importancia para el pueblo mexicano: migración y derechos humanos.
Si bien la migración tuvo una modesta mención, no es un problema menor en el país. Por muchos años, oleadas humanas de mexicanos salieron del país con rumbo a Estados Unidos. La apertura comercial y la destrucción de los medios tradicionales de producción, aumentó el flujo humano que, deseoso de encontrar una vida digna, cruzó el Río Bravo a veces con ninguna pertenencia más que sus propias aspiraciones.
México se consolidó en los años noventa como uno de los países que más migrantes exportaba a Estados Unidos. Fue hasta 2010 que la situación comenzó a cambiar. El mejoramiento en los niveles de vida de muchos connacionales, la obtención de objetivos en el territorio mexicano y los fuertes lazos familiares, han revertido la tendencia y hoy los mexicanos regresan a sus tierras. Esto puso en evidencia un hecho importantísimo: no solo aquellos que cruzan la porosa frontera de México provienen de dicho país. De hecho, en años recientes, el flujo de migrantes hacia Estados Unidos dejó de ser principalmente mexicano.
Guatemala, Honduras y El Salvador son ahora sinónimos de migración. Con una situación económica más severa que en México y con niveles de violencia con mayor concentración en sus más pequeños territorios, centenas de personas salen de Centroamérica con dirección al norte. El llamado Triángulo Norte, conformado por dichos países, aparece ante México para evidenciar que la situación nacional es triforme: México es un país que exporta migrantes, importa inmigrantes centroamericanos y es el paso de muchos de ellos. Es decir, México es un país de emigración, inmigración y transmigración.
Tener, exportar y ver pasar migrantes, no tiene ningún aspecto negativo. El problema es cuando a ellos se los asocia con violencia y otredad.
Estados Unidos como la contradicción más grande de nuestros tiempos
Estados Unidos se construyó a base de migrantes, valiéndose del trabajo de los colonos. Para el Siglo XVII, llegaron migrantes africanos. Los Siglos XIX y XX se caracterizaron por aumentar las regiones de origen migratorio: Asia, Europa del Este y América Latina. Estos migrantes trabajaron arduamente para ganarse su lugar en el "Sueño Americano" que todo el mundo anhela.
Aún teniendo en cuenta lo anterior, Estados Unidos se ha caracterizado como un país profundamente racista. El supremacismo blanco apareció para mantener las estructuras opresoras contra los afroamericanos y, en años más recientes, ha atacado con fuerza a asiáticos y latinoamericanos.
Aún con un presidente afroamericano, las deportaciones y el racismo institucional en Estados Unidos no se detuvo. Fue la administración de Barack Obama quien deportó del país a tres millones de migrantes, de los cuales dos millones ochocientos mil fueron mexicanos. Aún fungiendo como fuerza laboral al servicio de la economía norteamericana, Estados Unidos expulsa a miles de mexicanos a diario.
En redes sociales fueron divulgados videos de como viven los niños migrantes en Estados Unidos. Separados de sus familiares y recluidos a centros de detención que figuran almacenes –grises, fríos, enrejados–, han sido objeto de polémica al interior del país norteamericano y por parte de la comunidad internacional. Al respecto, el gobierno mexicano se pronunció en contra de la separación de familias migrantes en Estados Unidos.
Sin embargo, hay una realidad terrible a la que el gobierno mexicano prefiere no hacer referencia. Y es que si el trato en la frontera sur de Estados Unidos hacia los migrantes es terrible, el trato que se les da a los migrantes en México puede ser catalogada como aborrecible.
México y la violación de derechos humanos
En enero de este año, Amnistía Internacional reportó que México pone en riesgo a migrantes centroamericanos.
Huyendo de la violencia, inseguridad e incluso del hambre, los centroamericanos llegan a un territorio donde los grupos delictivos, e incluso las mismas autoridades abusan de ellos, haciéndolos víctimas como la trata de personas, la venta de órganos, o el narcotráfico. Sin conocer la dimensión de los problemas, las autoridades mexicanas confunden con frecuencia a los migrantes —cuyo motivo de traslado recae en el mejoramiento de sus vidas— con refugiados, que en realidad huyen de conflictos armados o persecución.
La administración entrante, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, tendrá que lidiar con la sistemática violación de derechos humanos y el carente estado de derecho en el país con respecto a migrantes sudamericanos.
Así como lo mencionó en su discurso, es tiempo de que el gobierno sirva a todos, pero considerando a los que hasta el día de hoy han sido olvidados. Eso deberá incluir a aquellos seres humanos que, con el simple hecho de pisar el territorio mexicano, deberían alcanzar su libertad y protección de las leyes.
Si bien se ha llegado a comentar que México no puede exigir el trato justo a los migrantes en Estados Unidos ya que en su propio territorio viola los derechos humanos de estos, eso no significa que el gobierno debe permanecer callado ante las actuaciones de las autoridades estadounidenses. Además de exigir un mejor trato a los connacionales, el gobierno mexicano deberá aprovechar esta oportunidad para verse reflejado en los actos del país norteamericano, y así cambiar tan abominables actos.
Sigue a Aarón Cortés @aaroncortes_a