Ambulante: Pulp: Una película sobre la vida, la muerte y los supermercados

Pulp: Una película sobre la vida, la muerte y los supermercados es una película de Florian Habicht sobre Pulp, sobre la vida, casi nada sobre la muerte y no se ve ningún supermercado. De una manera muy formal, el título hace alusión a las canciones de la banda inglesa y su combinación temática tan curiosa. Pero más allá de esta formalidad, el título es en realidad una pequeña cápsula de todo lo que alguna vez significó este grupo de Sheffield: es irreverencia, es lo absurdo, es lo chusco, es lo melancólico y, finalmente, lo inexplicable. Son las asociaciones más curiosas del mundo en una singular expresión artística.

Pulp es de las bandas más famosas de la explosión musical de Britpop (junto con otros grupos como Oasis o Blur) gracias a su estilo disco-pop y el ingenio lírico de Jarvis Cocker. Tras una separación que duró 10 años, Pulp vuelve con una gira mundial y la película retrata su último concierto europeo en la ciudad de Sheffield; es decir, en su hogar. La propia mamá de Jarvis remarcó la importancia de esto: “No es lo mismo tocar en todo el mundo que tocar aquí; aquí está tu gente”. Volver al hogar tiene algo extraordinario en sí: es ver crecida a la ciudad que te vio crecer, es hacer primer contacto nuevamente, es revivir todos los momentos olvidados en el agridulce andar del tiempo. La fecha era importante para Pulp, para sus fans y para Sheffield.

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Ahí se desprende un detalle clave del documental. Pulp: Una película sobre la vida, la muerte y los supermercados no sólo es un expediente sobre el último concierto de Pulp, es un retrato sobre el efecto que este quinteto ha tenido en Sheffield desde hace 20 años, al igual que cómo la población les ha devuelto su música con cariño y fervor. Coros de mujeres cuarentonas, carniceros del mercado, vendedores de periódico y hasta viejitas conmutadoras del metro mantienen ese vínculo geográfico con una de las bandas más importantes del mundo.

Curiosamente, a través del documental se respira esa vibra oscilatoria entre lo nostálgico, lo melancólico y lo irónico que tanto permea las canciones de Pulp. Este largometraje hace una semblanza de varios fanáticos cuyas historias emanan devoción, ternura y linda chusquedad: amistades hechas en un manicomio por la música de Pulp, personas de la tercera edad cantando “Help the Aged” —una canción sobre envejecer— entrenadores de fútbol que imprimieron el logo de Pulp en sus uniformes, y hasta una enfermera que viajó desde Estados Unidos sólo para ese concierto.

El escritor norteamericano Chuck Palahniuk dijo que “un momento es lo máximo que debes esperar de la perfección”, y este documental representa ese momento, ese instante de belleza que Pulp ofreció a través de los años. Las letras de este grupo usualmente eran un retrato ingenioso de la vida cotidiana, de la melancolía que producían las amistades perdidas, de los problemas que la gente común toleraba constantemente; no obstante, éstos estaban diluidos en una fina capa de ironía, picardía y carisma. Era demasiado fácil conectarse con ellos y una vez que comienzan a enamorar, uno desearía que jamás llegaran a un fin. Es por eso que el final, con la canción “Something Changed”, deja con una nota triste/feliz: qué bello lo que pasó, qué tragedia que terminó.

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