Una historia lleva a quien la ve por las diversas emociones que, generalmente el héroe, experimenta a lo largo de su camino. Cuando la anécdota se narra a través de la conducción de una batuta, con sonidos que salen de platillos, instrumentos de cuerda, y vocales cuidadosamente entrenadas, las imágenes no siempre necesitan ser visuales y la imaginación basta para llevar al protagonista por escenas bellas o terribles como la muerte y, en el caso de Gustav Mahler, la resurrección.
Con el motivo de una gira binacional por los 190 años de relaciones entre México y Reino Unido, el viernes 17 de septiembre Alondra de la Parra fue la encargada de llevar al héroe de la Sinfonía No. 2 de Mahler –también conocida como Resurección– a su regreso a la vida. La pieza es una continuación a las alucinaciones del compositor que se vieron reflejadas en la Sinfonía No. 1 (Rito fúnebre) donde se plasma la muerte. A lo largo de la obra se revalora a la vida, hay recuerdos del pasado y del dolor cotidiano que experimentan las personas de forma cotidiana. Existe también la fe hasta que finalmente, en el quinto movimiento, llega el Juicio Final y con ello la Resurrección.
La mundialmente famosa London Philharmonic Orchestra –conocida por hacer la grabación de bandas sonoras como la trilogía de El Señor de los Anillos, entre otras– fue el infalible equipo dirigido por Alondra cerca de una hora y media, en la que el interior de Auditorio Nacional se llenó de fuertes notas dotadas de drama y tristeza, y de otras tantas tranquilas y risueñas. En el relato también estuvo presente el Coro de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham y la soprano mexicana Olivia Gorra, entre muchas otras celebridades de la música clásica.
Primero tocada por Richard Strauss con la Orquesta Filarmónica de Berlín en 1895 y luego por el mismo Mahler en el diciembre del mismo año, en esta ocasión Alondra de la Parra, con ayuda de su batuta y un gran acompañamiento, contó una historia sobre la vida y la muerte, la de una resurrección.