Alejandra Pizarnik y un suicidio anunciado
Alejandra Pizarnik sin duda ha sido una de las mujeres que ha cambiado el surrealismo en la poesía, llenándonos de palabras que muchas veces, más que entender, debes imaginar y sentir.
Flora Alejandra Pizarnik nació el 29 de abril de 1936 en Buenos Aires y fue una poeta y traductora argentina, principalmente conocida por su trágica historia y sus poemas nostálgicos que discurren sobre la muerte, la tristeza y la infancia. Pizarnik te lleva a hurgar en los lugares más oscuros, esos que te has dedicado a esconder para hacerlos invisibles, pero cuya fuerza no puedes negar. En palabras de Pablo Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”.
Pizarnik sufrió varios episodios depresivos durante su vida, llevándola a suicidarse a los 36 años, tras aprovechar la salida con permiso del hospital psiquiátrico de Buenos Aires.
El suicidio de Pizarnik fue anunciado pues aunque habla de la tristeza y la infancia, un tema siempre presente en su obra es el suicidio, ya sea expresado en poemas de manera cuasi literal o a través de metáforas. La soledad que vivía se puede sentir tremendamente en sus versos.
Pizarnik se apoya del simbolismo para explicar lo que muchas veces sus palabras no logran hacer; como dice en un poema del Árbol de Diana:
“Explicar con palabras de este mundo, que partió de mí un barco llevándome”
Usando este poema como ejemplo, y otro mas (El despertar) es interesante ver el juego que hace Pizarnik con la figura del “barco”. ¿Qué es a lo que se refiere? ¿A la vida, a la muerte, a Dios, al suicidio?
En el poema mencionado se entiende que el barco es el que la lleva fuera de sí. Tomando en cuenta que la mayoría de su poesía es sobre el suicidio, y que al final ella lo cometió, podríamos entender que es una alusión directa a su deseo de terminar con su vida, pues el barco que se la lleva, parte de ella misma, como si se tratara de su propia voluntad.
Pero si analizamos el barco en el poema “El despertar”:
¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?
Aquí, el barco es su salvación, esa nave que la guía y que la aguarda con las luces encendidas, como un faro que la encamina a la liberación de su espíritu.
Considerando que en algunas religiones, la luz siempre ha sido una analogía para hablar de Dios —incluso en la misma Biblia se establece que la luz no es Dios, sino que Dios es luz—, el barco podría ser dos cosas: por un lado, puede ser la muerte como salvación y, por otro, representar a Dios, pues el barco, al ser luz, hace referencia a una fuerza mayor que también la salva.
Pizarnik podrá confundirnos con sus múltiples alegorías e imágenes, pero logra que reflexionemos sobre los símbolos con los que describe su vida. Al final, nos lleva con ella en ese viaje que ella emprendió, profundizando acerca de nuestra propia existencia y confrontándonos con nuestro sentir, con todo aquello que tanto nos ha costado esconder, pero que ya no podemos ocultar.