Acrobuffos: el amor flota en el aire
Dos colores en el escenario. Ella amarillo, él rojo. Jamás hablaron, se movieron en el escenario entre gestos, movimientos bruscos, con besos en la frente y abrazos sinceros a quiénes participaban. El grupo Acrobuffos presentó su obra Air Play en el Festival Internacional Cervantino 2018.
El lenguaje no sólo es a través de las palabras, eso es únicamente una parte de la comunicación, lo verdaderamente importante está en el contexto y en el maravilloso juego de gestos, actitudes, y códigos sociales. Ahí está el poder actoral que necesitamos siempre poner en práctica para ser realmente efectivos al comunicarnos.
De ese modo, a partir de las habilidades gestuales que nacen de la mirada empática al estudiar al otro, el grupo Acrobuffos construyó una historia sobre lo complicado y dulce que es amar a otro. Entre pequeños desencuentros que se resuelven con ternura, la dupla no sólo sorprende visualmente a los espectadores sino que da una lección sobre como el amor siempre es el cuidado del otro, aún si de vez en cuando, te enredas en pequeñas disputas.
No sorprende la complicidad y amor que se ve en el escenario cuando se averigua que el binomio actoral es un matrimonio que ha tenido una vida de viajes y estudios de las relaciones humanas por todo el mundo.
¿Dónde se conocieron?, en un circo de Afganistán. Ella, Christina Gelsone, Texana que comenzó su carrera como bailarina de ballet y escaladora de montaña, se dedicó al teatro montando una versión sin palabras de Romeo y Julieta que se presentó en Kosovo. Él, Seth Bloom, tiene una larga trayectoria con el Mobile Circus for Children en Afganistán, compañía que proponía un teatro gestual con mensaje social en comunidades rurales.
Ambos se dicen expertos en la empatía. Y tienen que serlo, para construir a través de música, globos, diamantina y muchos tipos de ventiladores, escenas que pasan de la risa a conmover a sus observadores.
Los globos volaban y las telas parecían óleos flotando por el aire. Ellos con una sonrisa parecían convertir en vaporosa la atmósfera del escenario, para después meterse en unos grandes globos y bailar rítmicamente.
Todos ahí dentro entramos al juego. Los globos volvían a ser disparadores del entusiasmo y la brillantina volando por el aire parecía verdaderas estrellas. Dejarse cautivar no es sólo cosa de ingenuos, sino cuestión de humanidad. Son los colores y su movimiento a través de distintas texturas que juegan en el aire lo que hace que la experiencia te provoque sensaciones corporales, haciéndote flotar también.
La dupla de comediantes ejerce una dramaturgia completa. Color, sonidos, historia y emoción, elementos que tienen por objetivo hacer de la risa el motor conductor de una historia de amor. No un amor pasional que se apaga después de un primer fulgor, sino la del amor con compañerismo y complicidad, ¿y por qué no?, también un tanto burlón.
El lenguaje es un juego, porque nos remite a la necesaria astucia de leer el rostro, el cuerpo y el tono de las palabras para entender medianamente al otro. La habilidad de la empatía se puede trasladar a la propuesta de que la poesía no sólo es en palabra, sino también en imágenes accionadas por dos cuerpos en el escenario. Poder realmente comunicar una historia de amor a partir de todos esos elementos, es en todos los sentidos, ser un sabio del lenguaje.
La mujer amarilla y el hombre rojo, lograron su cometido: que la risa fuera el desencadenante de la magia. De un fulgor de felicidad que se esparció por todos en ese momento. Y ahí estábamos en confabulación con ellos, entrando al juego de maravillarse con globos volando al ritmo de la música, de diamantinas estelares y de telas flotando coloreando el aire.
Perder el semblante severo no es muestra de simplicidad, es darse la oportunidad de compartir con el otro dejando atrás las paredes pesadas de la falsedad para dejarse mirar en completa inocencia. Ése es el tipo de amor de esos dos colores en el escenario, no es dominio o engaño, es complicidad que sólo puede provenir del más sincero afecto.
¿Quién diría que hacer del aire un elemento que mueve unos objetos, sería una lección de amor?...
Fotos: Carlos Juica y Bernardo Cid. Festival Internacional Cervantino