#8M: Los derechos son de todos
El pasado 8 de marzo se llevó a cabo la marcha por el Día Internacional de la Mujer, donde asistieron alrededor de 8 mil personas, mujeres, hombres, niños y niñas, ong’s y defensores de derechos humanos. Comenzó a las 16:00h en el Ángel de la Independencia y culminó en el Zócalo de la Ciudad de México.
La marcha tiene como finalidad visibilizar y manifestar las diferentes desigualdades que las mujeres enfrentan en la vida social, laboral y cultural. Es un movimiento mundial en el que principalmente las mujeres se reúnen para protestar en contra del sistema patriarcal y heteronormado que ha causado violencia, brecha salarial, feminicidios, y otras expresiones de inequidad.
No fue una marcha como las otras, existía dualidad, enojo y coraje por los sucesos de agresión y violación a los derechos de la mujer, y a la vez, alegría por la lucha existente que sigue latiendo y es cada vez más fuerte.
Tambores. Tambores que enaltecían el empoderamiento en el camino:
“¡Sí se puede!¡Sí se puede! Si una mujer avanza, ningún hombre retrocede”.
El sol no tan potente, pero un calor que se construía con la cantidad de energía y coraje de cada una de las personas. Se podía sentir la lucha, alzando la voz hasta donde los pulmones lo permitieran, y una organización que hacía darte cuenta de que bien organizadas se pueden hacer cambios y conciencias inesperadas.
Como dice la definición del feminismo, es una lucha que no sólo busca el beneficio de la mujer sino la equidad de todas las personas sin importar su sexo o género. Por lo cual es importante considerar las diferentes luchas y caras que se presentan en la marcha.
Por ejemplo, se tiene la lucha de una mujer que acompaña a otras en el proceso del aborto, en caso de que en sus estados no sea legal:
“Visibilizar las causas y problemáticas que no queremos que sigan; y apoyar la marcha es ya un acto político para seguir y conmemorar lo que se ha logrado. Necesitamos que haya un avance, las mujeres no pueden seguir muriendo a causa de abortos clandestinos”.
O el caso de un muchacho que durante toda la marcha cargó una bocina para que la porra se escuchara con más fuerza: “Visibilizar la situación de las mujeres, (...) espero que cada año esto se haga más fuerte y se logre tirar el sistema patriarcal”; o un extranjero que nos recordó que la lucha es importante porque “todos somos uno”.
Sin duda una de las luchas que suele esconderse es la de las personas trans:
“A las personas trans nos da miedo salir al mundo, porque todo el tiempo estamos recibiendo violencia, porque acá mis amigas me dijeron que no soy un hombre trans, que soy una mujer, y ya les explique y no hicieron más que violentarme (...). Somos aliados, sólo necesitamos gente que nos de los mismos derechos (...) gente que no se quede callada, el patriarcado se acaba cuando tu ya no le sigues el chiste misógino”.
Si bien podemos sentir que hemos avanzado mucho, es importante recordar que hay lugares aún en el mundo donde la mujer sigue luchando por tener voz sobre su cuerpo, mujeres que siguen siendo explotadas laboral y sexualmente, una creciente tasa de feminicidios y mujeres que por el simple hecho de ser mujer enfrentan violencia, acoso y discriminación en su vida diaria.
La lucha debe seguir, levantar la voz, exigir igualdad jurídica, así como igualdad en la vida social y cultural para lograr parar con las diferencias.
Fotos por: Susana Fuentes, María Fentanes y Jimena Loreto.
* Jessica Gomora es estudiante de Relaciones Internacionales de La Ibero.