El 1 de agosto de 2014, Paul George intentó tapar una volcada de James Harden durante un partido de exhibición de la Selección de Estados Unidos rumbo al Mundial de España. El salto de George, descomunal, siguió su camino, fuera de la duela. Su pierna derecha, extendida, se estrelló contra la base de la estructura del tablero. Su pierna no resistió la fuerza de su cuerpo en vuelo y la estructura inamovible; se quebró, como una tabla de madera sobre dos diques después de ser golpeada. Brutal.

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Ocho meses después de la fractura de tibia y peroné, Paul George volvió a las duelas. Y lo hizo para impulsar la victoria de 112-89 de los Pacers ante el Heat. La simple presencia de George revitalizó a un equipo en el instante más importante de la temporada, en plena guerra con Celtics, Heat y Hornets por el último boleto rumbo a los playoffs del Este. Por ahora marchan en noveno lugar, fuera del corte, pero el calendario ( partidos ante Knicks y Sixers y otro más ante los bipolares Wizards), aunado al retorno de George brindan esperanza al equipo de Indiana. Se avecina una guerra sin cuartel en el Este y los Pacers han hecho, prácticamente, un fichaje estelar en el momento crucial.

George jugó 15 minutos y colaboró con 13 puntos y 2 asistencias, aunque la figura de los Pacers fue el argentino Luis Scola, quien embocó 23 unidades y capturó 12 rebotes. ¿Podrán llegar los Pacers a la otra orilla después de una temporada en tinieblas?