56 Festival de cine de Tesalónica. Día 2

Atardecer en el puerto. 15 grados centígrados.

Aunque la crisis económica griega no parece tener fin los tesalonicenses no dejan de llenar las salas de su festival de cine.

De la misma manera que sucede en festivales de tanta prosapia como Berlín y Locarno en Europa o de los que se van ganando su prestigio a fuerza de trabajo en México como Morelia, en Tesalónica es natural ver colgado el letrero de localidades agotadas en la mayoría de sus proyecciones. Así, un día entre semana a las tres de la tarde los voluntarios se apuran a contar los lugares disponibles para permitir la entrada de los que compraron boletos de último minuto.

Lo más destacado de la jornada llegó desde Colombia e Irán con dos grandes películas que arrancaron los aplausos de la concurrencia y consiguieron el interés de la crítica.

La primera La tierra y la sombra de César Acevedo que ganó este año la Cámara de Oro en Cannes en un interesante fresco social que retrata la historia de una familia campesina que vive de la caña de azúcar y sufre por la enfermedad del padre y proveedor económico principal. La segunda, A very ordinary citizen de Majid Barzegar, una extrañísima comedia de humor negro que nos cuenta del enamoramiento de un señor bastante mayor con una jovencita que podría fácilmente ser su nieta. En las dos, un realismo costumbrista se mezcla con un "surrealismo casi mágico" para recordarnos que en todo el mundo las cosas no siempre son lo que parecen.

Al final del día dos historias que demuestran que asistir a un festival de cine es una extraordinaria oportunidad de hacer varios viajes en uno.

Arranca bien el concurso. Desde aquí les sigo contando.

Un abrazo,

El More

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