21 años, "19 días y 500 noches" sin dejar de escuchar a Joaquín Sabina
El final del siglo XX estuvo cargado de varios acontecimientos: fue el año en que la leyenda del basquetbol Michael Jordan se despidió de la NBA; la cultura pop, por otro lado, estaba a tope con Britney Spears que acababa de lanzar “Baby One More Time” y aparece por primera vez la caricatura de Bob Esponja, mientras en las salas de cine se estrenaba The Matrix. Pero también estuvo marcada por la aparición de la obra fundamental del cantautor y pintor español Joaquín Sabina, 19 días y 500 noches, un 14 de septiembre de 1999.
Esta obra culmen de Sabina cumple 21 años de haber sido lanzada y es considerado el mejor disco que ha compuesto. Un material inaudito, con letras sobresalientes e ilustres, que no sólo abarcan el tema del amor y el desamor, sino que atina a retratar una cruda sociedad. Un disco lleno de reflexiones a nivel personal, con un toque de intelectualidad y, por supuesto, con esa pasión que siempre hizo conectar a Sabina con su público. Ese mismo año, 1999, Sabina recibió el Premio de Ondas al mejor artista en español.
Hagamos un recorrido por este álbum onírico, poético, narrativo y lírico:
1. “Ahora que”
Canción que describe el inicio del amor, además de un recuerdo de aquella rola que compuso con Fito Páez “Llueve sobre mojado”. Tiene una letra adepta al romance, que lleva al enamoramiento con sutileza. Una letra que te invita a dejarte llevar, soltar el freno y permitirse sentir.
«Ahora que los sentidos sienten sin miedo, ahora que me despido, pero me quedo. Ahora que tocan los ojos, que miran las bocas, que gritan los dedos».
2. “19 días y 500 noches”
Es una pieza cínica que nos cuenta la historia de un amor perdido y el intento por recuperarlo, aunque sin éxito alguno. La memoria de un mundo menos complejo, con excesos y sin restricciones, en el que es sencillo perderse en ciertas adicciones y tornar todo patas para arriba en un abrir y cerrar de ojos. En esta canción nos habla desde el subsuelo para recordar lo que fue y lo que pudo haber sido.
«Y regresé a la maldición del cajón sin su ropa, a la perdición de los bares de copas, a las cenicientas de saldo y esquina».
3. “Barbi Superestar”
Esta melodía del experto de la lira alude a la obra de Bradbury y a uno de los más grandes actores de Hollywood, Al Pacino. En esta historia, nos describe al tipo de mujer, que resalta por su belleza y también por su ambición que la lleva a relacionarse con hombres maduros para que le resuelvan la situación económica.
«Los del rayo no éramos gran cosa para su merced, si, la chiquita de mariquita Pérez, tuviera un buen padrino, los productores, que saben de mujeres le darían un papel».
4. “Dieguitos y Mafaldas”
Esta canción está escrita a un amor de Argentina. Pasó como una suerte de sueño, fue un tiempo en que ellos se querían, sin embargo, la distancia cambió la narrativa, pues la joven olvidó al que la quería y un nuevo amor en puerta ella tenía.
«De Gonzalez Catán a Tirso de Molina que trajín, de España a la Argentina, que meneo, que vaivén, que ajetreo, que mareo, que ruina, ¿y por culpa de quién? Del amor de una mina, ¿y total para qué? Si al final, se rajó con un pibe, que le prohíbe a mi ex ir a verme al gran rex».
5. “A mis cuarenta y diez”
A través de la letra podemos escuchar y sentir el pasar del tiempo. Es un momento en el que la madurez y otros pensamientos acompañan a Joaquín Sabina y por ello se encarga de dramatizar esa edad que cada vez se acerca más a la vejez. Te invita a tener un espacio para el egoísmo y la reflexión.
«Para que mis allegados, condenados, a un ingrato futuro, no sufran lo que he sufrido, he decidido, no dejarles ni un duro, sólo derechos de amor».
6. “Donde habita el olvido”
Narra la historia de un amor pasajero, uno de esos momentáneos que te arrancan sonrisas en el recuerdo. Nos contagia aquella efusión desbordada durante una noche en que se reconoce como cómplice y que, cual sueño, termina al alba, pues aquella persona se desvanece con el caer de primeros rayos de sol.
«Los besos que perdí, por no saber decir, te necesito. Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido».
7. “Cerrado por Derribo”
Una rola que nos cuenta la despedida de un gran amor, de aquellos que te marcan y que, al irse, derrumban una parte del ser. Dolor desbordado, recuerdos acumulados, sin la posibilidad de un retorno, es así como se cierra por derribo. Esta canción melancólica es un lugar de encuentro para todos los que han vivido realmente.
«Este bálsamo no cura cicatrices, esta rumbita no sabe enamorar, este rosario de cuentas infelices, calla más de lo que dice, pero dice la verdad».
8. “De purísima y oro”
Esta canción es de crítica, de historia, de lo que pasaba en aquella España de la postguerra. Un trago amargo, momentos de pobreza y de una tierra dolida.
«A la hora de la zambra, en los grabieles, por ventas madrugaba el pelotón, al día siguiente hablaban los papeles de Celia, de Pemán y del Bayón».
9. “Noches de boda”
Más que de una experiencia, es una canción que narra lo esencial de la vida, un canto a la esperanza, un voto hacía el amor, una manera de anhelar. Te lleva de inmediato al sentir, a vibrar y a soñar. Es la canción que Sabina compartió con Chavela Vargas para que la interpretara, con su particular estilo y con la vehemencia que le impregna.
«Que el corazón no se pase de moda, que los otoños te doren la piel, que cada noche sea noche de bodas, que no se ponga la luna de miel».
Que este astro de la poesía al que algunos comparan con Machado y otros tantos con García Lorca tenga larga vida, que viva al son de esta última canción: «Que nunca sepas ni cómo ni cuándo».