Por Francisco Daniel Gutiérrez Barrera
El martes 4 de febrero salió el primer vuelo militar con unos 10 migrantes con antecedentes penales hacia la Bahía de Guantánamo, según informó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Esto después de que el 1 de febrero partieran 150 soldados a Guantánamo en apoyo al Departamento de Defensa y Seguridad Nacional para la expansión de las operaciones migratorias, siguiendo las instrucciones que emitió Donald Trump mediante una orden ejecutiva, para enviar a los “peores inmigrantes ilegales criminales” al centro de detención en Guantánamo.
Pero, ¿qué es Guantánamo? ¿Por qué Estados Unidos tiene una cárcel en Cuba, un país al que lleva décadas considerando como patrocinador del terrorismo? En realidad, la bahía no siempre fue de propiedad estadounidense, aunque sí hubo un gran interés por parte de Washington desde finales del siglo XIX para mantener la hegemonía sobre la isla cubana.
Todo se remonta a la Guerra de Independencia de Cuba, el gran conflicto armado entre los independentistas cubanos y España. La guerra se extendió hasta 1898, cuando la intervención de Estados Unidos, tras la explosión del acorazado USS Maine, llevó al estallido de la Guerra Hispanoamericana. Como resultado, España fue derrotada y Cuba quedó bajo protectorado estadounidense.
El 20 de mayo de 1902 se proclamó lo que hoy conocemos como la República de Cuba, pero con una soberanía limitada debido a la Enmienda Platt. Esta ley fue una disposición impuesta por Estados Unidos a Cuba en 1901 como condición para la ocupación militar estadounidense tras la independencia de la isla. El gobierno del primer presidente cubano Tomás Estrada Palma firmó un Tratado Permanente con Estados Unidos, incorporando dicha enmienda y asegurando la base naval de Guantánamo, aunque sí logró reducir otras concesiones.
En 1903 se formalizó la concesión de Guantánamo con el tratado cubano-estadounidense. Según este acuerdo, Cuba arrendaba de manera perpetua a los Estados Unidos el área de la Bahía de Guantánamo con el propósito de ubicar en ella estaciones navales y de embarque.
Durante gran parte del siglo XX, la bahía fue utilizada como base naval, pero su función se transformó radicalmente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. El entonces presidente George W. Bush instaló una prisión militar de alta seguridad para enviar a los sospechosos de participar en actos terroristas.
Guantánamo: siempre en la mira de los defensores de los Derechos Humanos
En 2023, Fionnuala Ní Aoláin, funcionaria de la ONU, visitó Guantanamo y destacó las condiciones de los detenidos, señalando que después de 22 años del establecimiento del centro de detención, la tortura física y psicológica sigue siendo una realidad para los presos.
La funcionaria de Naciones Unidas reconoció algunas mejoras en las condiciones de reclusión, pero denunció la detención arbitraria de más de 30 hombres, la vigilancia constante, los procedimientos abusivos y las violaciones a los derechos humanos, incluyendo la falta de atención médica y el acceso limitado a la familia, así como la ausencia de un sistema para garantizar su bienestar tras la transferencia.
Ní Aoláin también criticó la situación de los ex detenidos, quienes enfrentan dificultades para acceder a la identidad legal, salud, vivienda y reunificación familiar, lo que viola las obligaciones internacionales de Estados Unidos en materia de Derechos Humanos.
Rob Freer, de Amnistía Internacional, presentó en 2023 los casos de Abu Zubaydah, quien permanece detenido sin cargos desde 2006; y Majid Khan, quien testificó públicamente sobre las torturas que sufrió en Guantánamo bajo custodia de la CIA. También mencionó cómo la justicia estadounidense ha permitido el uso de pruebas obtenidas bajo tortura en algunos juicios. Rob también criticó la hipocresía del gobierno estadounidense al proclamarse líder en Derechos Humanos, mientras mantiene Guantánamo abierta y protege a los responsables de las violaciones cometidas en el marco de la "guerra contra el terror", lanzada por George W. Bush tras el 9/11.
Por otro lado, ya que los presos no están dentro de territorio soberano estadounidense, los tribunales estadounidenses han determinado que no entran dentro de la jurisdicción, por lo que no pueden gozar de los derechos que otorga la Constitución de los Estados Unidos, como el derecho a juicio con un jurado, o acceder a garantías procesales.
Según una investigación de The Washington Post, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) opera un centro de detención para inmigrantes con pequeña capacidad, independiente a la prisión, desde finales de los noventa en la base militar de Guantánamo. Sólo 37 personas cubanas, conocidas como balseras (debido a que abandonan la isla de Cuba a bordo de balsas), fueron retenidas allí de 2020 a 2023, por lo que albergar a 30,000 presos en la instalación requerirá una ampliación que podría ser inminente.
Guantánamo fue creada para interrogar a detenidos sin acceso a abogados ni tribunales, permitiendo torturas y desapariciones forzadas, violando el derecho internacional, por lo que es muy probable esperar lo peor de los abusos para las personas que sean enviadas al centro de detención. Incluso, en las mismas palabras de la secretaría de Seguridad Nacional del gobierno de Trump, Kristi Noem, “lo peor de lo peor se utilizará para que ese potencial esté ahí”.
En redes sociales, hubo una ola de opiniones acerca de esta decisión. Hubo voces, incluso, que llegaron a comparar Guantánamo con un campo de concentración.
Esto ha detonado las alarmas sobre que la segunda administración de Trump podría acercarse a algunos postulados del fascismo. Incluso la ex vicepresidenta Kamala Harris había advertido que Trump era alguien que "ciertamente cae en la definición general de fascista".
En medio de esta discusión, el reclamo por las violaciones a los Derechos Humanos, torturas y precaria situación al interior del centro de detención se ha intensificado y voces dentro de organizaciones de la sociedad civil han exigido al presidente Donald Trump que detenga el proyecto masivo para enviar miles de inmigrantes a Guantánamo. Conforme a lo que ha mostrado en sus primeros días de gobierno, se vislumbra difícil que el presidente escuche estos reclamos.