¿El arte no es suficiente?
Por Emily Gómez
Una enorme imagen acompaña la entrada del Museo del Chopo, en la cual se ven reflejadas tres parejas mostrando afecto a través de un beso, una pareja lésbica, otra homosexual y, por último, una heterosexual. Este gran cartel se encuentra descrito con la frase: “Besar no mata: la codicia y la indiferencia, sí”. Y da pauta a la exposición titulada como “Gran Fury: El arte no es suficiente”.
La exposición es una recopilación de más de 70 obras, que incluyen algunos materiales de Act Up y que están relacionadas al colectivo neoyorquino Gran Fury. Este grupo de arte activista obtuvo mayor relevancia entre 1988 y 1995, en su lucha frente a la crisis del VIH. Mientras que ACT UP surgió en 1987 para enfrentar la indiferencia del gobierno estadounidense ante el crecimiento del VIH, que llevó al fallecimiento de miles por el SIDA.
Esta exhibición proviene del Museu de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand (MASP), y fue curada por el comisario del museo André Mesquita, junto con David Ribeiro, supervisor del Museo. El pasado 15 de agosto, John Lindell y Loring McAlpin, dos estadounidenses pertenecientes a Gran Fury, presentaron las obras. Creaciones que en esa época buscaron llamar la atención de la prensa y estaban en peligro de ser censuradas.
La década de los ochenta, en la cual surgió esta problemática, era muy diferente a la actual: las parejas del mismo sexo no aparecían en la publicidad y la gravedad de la crisis del SIDA era poco visibilizada.
En ese momento no existía el internet, ni las redes sociales… las manifestaciones solamente podían realizarse en las calles, intentando llegar a prensa o televisión, por lo que salir al espacio público era la única opción para estos colectivos.
John Lindell, uno de los miembros representantes del Colectivo Gran Fury, es un artista y activista; Loring McAlpin desarrolló una carrera en cine y artes visuales, además de tener experiencia en diseño gráfico y dirección artística, misma que utilizó en la realización de las obras presentadas por la agrupación.
En palabras de Lindell y McAlpin: “una cosa que hicimos, que fue un poco diferente, fue intentar usar el lenguaje de la publicidad convencional e insertar un mensaje que no fuera un producto, sino algo más revolucionario”.
Para ellos en lugar de arte se sentía como propaganda, pero el concepto arte fue efectivo en términos de financiación y para poder mostrar esta historia a través de las piezas.
Lindell y McAlpin han aprendido con el paso del tiempo lecciones que comparten: ”eres más fuerte si formas parte de un grupo, parte de una organización política, incluso si se trata de una organización de protesta, porque como un artista individual, es mucho más difícil”.
Esta exposición se encuentra en el Museo del Chopo hasta el 1 de diciembre, invita a reflexionar y también a revivir la historia, “a que los jóvenes lo vean como un permiso para adoptar una postura sobre los problemas que les afectan en el presente. Que puedan entender que los individuos pueden tener un impacto”.