XXVIII FILAH. Presentación editorial de la colección "Biblioteca Constitucional"

La capital del país es, por antonomasia, el epicentro cultural de la nación. La CDMX es fuente inagotable de saberes y variopintas expresiones artísticas. Entre las diversas aficiones de miles de capitalinos (ya sean simples curiosos, expertos, académicos o alumnos) se encuentran las diferentes ferias de libros que alberga la inmensa mole de hierro por todo lo largo y ancho de sus límites territoriales. Ya sea primavera, verano, otoño o invierno, los bibliófilos chilangos tienen oferta asegurada.

Del veintidós de septiembre al dos de octubre de 2016 se llevó a cabo en las instalaciones del icónico Museo Nacional de Antropología e Historia la XXVIII Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH) que tuvo como invitados especiales al estado de Yucatán y a la República de Guatemala como nación invitada.

Entre las numerosas y coloridas actividades (venta de libros, charlas con destacados académicos, presentaciones de libros,  música tradicional, poesía en idiomas prehispánicos, entre muchísimas más), destacó el homenaje al investigador, escritor e historiador Dr. Miguel León-Portilla.

Con una participación estimada de más de noventa casas editoriales y una oferta de casi 13 mil títulos, el festín fue todo un agasajo para los amantes de la literatura (ficción y especializada). Además, la fiesta de los libros no caminó sola, de la mano de la literatura anduvieron expresiones culturales tales como: la danza, el cine, talleres y simposios donde especialistas de muchas partes del mundo se dieron cita y compartieron conocimientos con el público asistente y colegas de otras latitudes.

Cabe destacar la presentación de la colección Biblioteca Constitucional, esfuerzo fruto de la colaboración del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) y el Comité para la Conmemoración del Centenario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Bajo el magno pretexto de la próxima celebración de los cien años de la Constitución Mexicana (es una de las más longevas del mundo) se presentaron los académicos y especialistas: Patricia Galeana, José Gamas Torruco y José Woldenberg el veintitrés de septiembre en punto de las seis de la tarde. Con un auditorio rebosante de rostros efebos (estudiantes) ocuparon la escasa hora para presentar al lector cinco libros: Querétaro de la Constitución, Constitución de Querétaro, de José Guadalupe Ramírez Álvarez y Andrés Garrido del Toral. Génesis Legal de los Artículos 27 y 123 de la Constitución Política de 1917, de Pastor Rouaix. Revolución y reforma. Génesis legal de la Revolución Constitucionalista, de Manuel Aguirre Berlanga. Y, La concepción sobre la democracia en el Congreso Constituyente de 1916-1917 con relación al de 1856-1857, de José Woldenberg.

Tal muestra de sencillez y erudición fue con el objetivo de mostrar a nuestra Carta Magna como un ente vivo, tan vivo que con el paso del tiempo sufrió múltiples transformaciones, puesto que la dinámica social varía de generación en generación, entonces las necesidades de la actual sociedad mexicana difieren del tejido social del México pre-revolucionario. La Constitución cambia, crece, en teoría nos acompaña en nuestro devenir cotidiano.

Las exposiciones giraron en torno a los cambios de la Constitución de 1857, 1917 y su devenir actual. El primero en tomar el micrófono fue el Maestro José Gamas Torruco que disertó sobre el Congreso Constituyente de Querétaro en 1917, continuó su ágil charla con las tribulaciones que aquejaban al presidente Venustiano Carranza. Con una parsimonia y dominio sobre los temas, Torruco brincaba sin problemas de 1917 a 1857.

Patricia Galeana, moderadora, llevó la charla sin contratiempos y puntualizando las intervenciones de los panelistas. Por su parte, José Woldenberg, siempre claro y elocuente leyó fragmentos de su libro y comparó las argumentaciones que se dieron en las dos Asambleas Constituyentes. Las garantías individuales, el concepto de democracia, las atribuciones del Estado en materia de educación, entre muchos otros tópicos fueron dilucidados, en su justa medida, en la ponencia de Woldenberg.

Como siempre, el implacable Cronos comió con alevosía y ventaja el tiempo de la charla y dejó a un público cautivo, lleno de dudas y con altas expectativas por los diversos títulos de la Biblioteca Constitucional.

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