Vintage909: ‘The Black Parade’ - My Chemical Romance
El concepto ópera rock de inmediato remite a nombres como David Bowie, The Who o Pink Floyd. Este término que ha otorgado grandes piezas musicales al mundo puede ser catalogado como anticuado para nuestros días. The Black Parade, tercer álbum de estudio de la banda de Nueva Jersey My Chemical Romance, se ha convertido en uno de los últimos referentes de la época, esto debido a la profundidad con la que abordaron el tema de la muerte y la actuación teatral que llevaron a cabo en sus presentaciones en vivo.
Gerard Way y compañía decidieron enfocarse en la creación de un disco conceptual que contaría las penurias de un personaje con cáncer terminal. Bajo la producción de Rob Cavallo, recordado por ser artífice de Dookie y American Idiot de Green Day, la banda se sumergió en estudios de grabación de Nueva York y Los Ángeles para crear la banda sonora del desfile rumbo a la tumba.
Paradójicamente, The Black Parade da inicio con el fin y la muerte en dos escenas. La obra teatral muestra de forma inmediata que se trata de una sátira a todo el proceso lleno de sentimentalismos al momento de morir. Este humor ácido que caracterizó a la banda en sus años en activo tiene como principal inspiración la comedia británica, sobre todo personajes como Monty Phyton y Terry Gilliam a quien Gerard Way admira.
Durante el transcurso del disco, El Paciente, protagonista principal, comienza con el proceso de asimilar la enfermedad que lo llevará a la muerte en pocos días. Es un viaje sin regreso, como cuando dicen que antes de morir ves la vida pasar de forma rápida. La negación, depresión y melancolía son factores en común durante los actos que componen la tercera grabación de la banda de Nueva Jersey.
Antes de llegar a la mitad del disco se encuentra el puente musical más estremecedor de esta historia. “Welcome To The Black Parade” seguida de “I Don’t Love You” representa el clímax de la historia. En las primeras líneas de la primera canción se encuentra plasmada la fuente de inspiración para la creación de este concepto: “When I was a young boy / My father took me into the city To see a marching band”. A partir de este recuerdo de la infancia de los hermanos Way, se construye toda la historia que celebra la muerte.
En cada canción, El Paciente, busca tratar de encontrar el significado de su vida. Era un personaje solitario, que al enterarse de su enfermedad busca alejarse de todo, tal vez con el fin de generar sentimientos de lástima y compasión. De cierto modo, quiere su muerte sea lenta, pero que al consumarse haya un gran festejo.
Durante la gira, MCR asumió el rol de The Black Parade, una banda ficticia que acompañaba al personaje principal usando uniformes militares en color negro, como si fuera un ejército que va a escoltar a un héroe durante la procesión al sepulcro.
Cada paso rumbo al momento de la muerte va transcurriendo entre recuerdos y memorias de una vida que en cualquier segundo puede llegar al final. Las letras fueron hechas con una honestidad brutal que desborda las emociones de todo aquel que lo escucha. En aquella época que el internet comenzaba a ganar fuerza a nivel mundial, My Chemical Romance fue señalada como una influencia para que los adolescentes se suicidarán, alentados por la depresión que sus canciones “generaban”.
Señalada como una banda perteneciente al emo, su sonido se encontraba muy alejado de ese estilo de música, la mayoría de sus melodías se basan en la ironía de las emociones humanas, aprovechando para burlarse y transgredir el orden público. Esta tercera producción musical solo es la estocada final por parte de la banda para demostrar el talento y creatividad que fue satanizada por el sector conservador.
Están por cumplirse 10 años del lanzamiento de The Black Parade, un álbum que como broma inicial sería llamado The Rise and Fall of My Chemical Romance, haciendo referencia a The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars by David Bowie. De acuerdo con entrevistas posteriores de Gerard Way, esta grabación representaba la muerte de la banda, pero al verse en la cima del éxito fue difícil terminar con la historia.
Para el público mexicano, el legado de este desfile negro hacia la tumba es uno de los más apreciados tesoros. La versión en vivo del álbum fue grabada en el Palacio de los Deportes de la CDMX. La grandeza de esta presentación tal vez radica en la forma en que los mexicanos observamos la muerte con humor, gracias a nuestra herencia prehispánica.
The Black Parade es la versión americana de una calaverita tradicional en México, en ella se abordan los miedos que genera este inevitable momento, pero es la ironía y la creatividad del autor las que vuelven esta historia un chiste, una broma con un final feliz grandilocuente.