Aceptémoslo, siempre hemos leído sobre los mismos problemas e historias en los libros. 3000 años de literatura han permitido que una obra se encuentre con su doble, su copia, y su némesis. Las nuevas ideas son escasas y tenemos que buscar la aguja en el pajar para encontrar un producto totalmente puro y novedoso. Ahora nos enfrascaremos en temas recurrentes: la búsqueda del amor y la existencialidad humana, pero con un nuevo giro que permite su renovación y refresca la manera tradicional de escribir una novela. Velvet, escrita por el polémico tuitstar Ashauri López, podría confundirse como un escrito común. La trama se centra en la búsqueda de la misteriosa y seductora “Velvet”, el persona principal “Recién Llegado” tiene que encontrar y recuperar a su amada por medio de un viaje en el tiempo que trastornara su vida para siempre. En el trayecto, tendrá que manejar el temperamento de “Doll” y aceptar sus errores con ayuda de una bruja. Sí, una sucesión de clichés. Lo verdaderamente trascendente de esta obra consiste en la forma de leer la misma: para hacerlo se tiene que escuchar una selección musical creada especialmente para Velvety leer el texto al mismo tiempo.
Cada capitulo cuenta con sonorización particular y requiere que en ciertos momentos cerremos los ojos y solo nos dejemos llevar por las armonías electrónicas que zumban nuestros tímpanos. El texto se enriquece por las capacidades imaginativas que tiene la música en el ser humano. Otro de los elementos destacables de Velvet, es el gran trabajo editorial de Acapulco Ediciones —cuya editora Selva Castillo ha declarado: “Publico libros que me gustaría diseñar”— donde observamos tipografías y colores diferentes que permiten al lector salir de la cotidianidad de las lecturas habituales.
Ashuari nunca ganará el Premio Nobel. Tampoco venderá sus libros como si fueran paraguas en días tempestuosos. En realidad, si nos ponderamos con un análisis serio, Velvet resulta un texto bastante pobre con algunos destellos de elocuencia mecanográfica. También muchos catedráticos se escandalizarán por considerar la obra literatura. Eso no importa, lo que nos ofrece este texto es darle un giro a la reiteración literaria a través de la mezcolanza de dos de los más grandes placeres (la lectura y la música). ¿Quién sabe? Tal vez en unos años Velvet será considerada una obra visionaria o de culto.