#Tónica909 Kurt Elling @ Teatro Degollado

Hay lago increíblemente refrescante en el hecho de ver a músicos de la vieja escuela en un foro que se construyó en los 1800. Todos los músicos que acompañaron a Kurt Elling anoche en su presentación, venían de traje, con corbatas de moño y bien peinaditos. Kurt por su parte portaba un elegante traje gris, con zapatos marrón, una camisa floreada, por supuesto, un pañuelo en la solapa y para amarrar el conjunto una sonrisa à la Frank Sinatra. Sería imposible pensar que cualquier mujer que sepa algo sobre clase se resistiría a caer en los pies de este jazzista de Chicago.

Probablemente sea por las similitudes del apellido, pero a pesar de la diferencia de épocas y orígenes, el carisma de Kurt en el escenario fue equiparable a la del legendario Duke Ellington. Con el comienzo de “Come Fly With Me” fuimos transportados inmediatamente a otra época- las luces tintineantes en el fondo también ayudaron- fue como entrar a un foro de Broadway o algún show de Las Vegas en los años cuarenta. La potencia y la versatilidad de su voz fue resaltada en cada canción por un equipo impecable de músicos, inclusive fue capaz de imitar al blues de la guitarra y el contrabajo, el sabor de las percusiones y el romanticismo del piano; utilizando únicamente sus cuerdas vocales.

Durante las encarnaciones “A House Is Not a Home” y “Nature Boy”- en donde mediante sus grandes habilidades de scat nos ayudó a no extrañar los metales- el ambiente se tornó delicada y extrañamente religioso, fue como si el culto fuera el jazz y estas canciones las oraciones o los mantras. Elling las cantó con un respeto y pasión tal como el de un aficionado a algún rito o liturgia; probablemente esta habilidad viene de su educación en el coro de la iglesia. Por otro lado en “On Broadway” logró un sonido más experimental y desestructurado con canturreos que se asemejaron a aullidos de lobos y otros a los instrumentos de aborígenes australianos.

El setlist se compuso principalmente por su producción de estudio más reciente 1619 Bradway: The Brill Building Project, un álbum que sirve como homenaje a el trabajo realizado en la colonia Tin Pan Alley en los años cuarenta y cincuenta. Cuenta con covers a producciones originales de Duke Ellington, Carole King y Sam Cooke, por mencionar algunos. Sin embargo también complació al público latino con una interpretación de “Si tu supieras” en español y “Luisa” en portugués.

Los movimientos de Kurt Elling son aquellos de un hombre que se sabe sensual, pero no es un chico sexy como un rockstar o el último artista de pop; su sensualidad es más acercada a la de un James Bond, George Clooney o algún miembro de la familia Kennedy. Además tiene un carisma y una presencia que se ve cada vez menos en un escenario; cautivó al público con la siguiente línea: “When the Jazz Festival is in town all the sexy people come out, thank you for being here”, sin duda alguna sabe como ganarse a la audiencia.

Sin miedo a verse ridículo o “perder el cool” Kurt hace los movimientos, gestos y muecas necesarias para sacarle el mayor provecho a su voz. Así es como Elling y su equipo de músicos hacen cada jazz standard algo suyo, con modestia, simpatía y sobre todas las cosas se nota que lo que están haciendo en el escenario los divierte muchísimo; por consecuencia la audiencia también se la pasa bien.

Kurt Elling demostró, durante una noche mágica de viaje en el tiempo, que la voz es definitivamente el instrumento musical más complejo que jamás haya existido. Este vocalista y su micrófono conforman un dueto de jazz completos, logran sonidos que nunca pensaríamos que provienen de las cuerdas vocales de un ser humano.

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