Controvertido y provocador, pirotécnico y deslumbrante el cine de Nicolás Winding Refn no deja indiferente a nadie.Escandaloso desde su debut con Pusher -que se convertiría en una trilogía sobre la violencia pocos años después- hasta su consagración internacional con Drive, el cineasta danés ha llamado la atención y cosechado en poco tiempo una legión de seguidores incondicionales alrededor del mundo. En tiempos en los que basta que la crítica haga pedazos a una cinta para que los fans la defiendan a capa y espada Winding Refn completa su décimo largometraje y sigue haciendo olas. Más allá del escándalo y las discusiones mediáticas Demonio neón es el vehículo para el lucimiento de una joven actriz que prometía mucho y que en esta cinta se apunta a super estrella global. Me refiero a la espectacular Elle Fanning que llena la pantalla de una manera única y deslumbra a propios y extraños en una temporada en la que Hollywood vive una crisis de ideas y, habría que decirlo también, de figuras relevantes. Para los buscadores de nuevas divas ahí tienen una de alto calibre. Una presencia imponente y distinta que, además de todo, ha demostrado con creces, desde cintas como Ginger y Rosa y Somewhere, que puede actuar y cargar sobre sus hombros una película. Retorcida reflexión sobre la belleza y el culto al cuerpo que vivimos en nuestros días -no es gratuito que la historia de la joven modelo que busca una carrera se desarrolle en Los Ángeles-, Demonio neón propone también una curiosa metáfora sobre el canibalismo laboral y social que permea en casi todas las esferas de lo social en la actualidad.
@elmoremoreno