Hace seis años, justo cuando en las noticias resonaba la terrible crisis económica europea y se señalaba a Grecia como su principal epicentro, un joven director de cine de ese país irrumpía en el festival de Cannes conquistando el prestigioso premio de la sección "Una cierta mirada" con Comillo. Su nombre, Yorgos Lanthimos. Una promesa llegada del mundo del teatro y la publicidad y que había colaborado en la puesta en escena de la inauguración de los juegos olímpicos de su natal Atenas. Tres películas después, y tras conquistar nominaciones y premios en todos los certámenes importantes del circuito de festivales -incluidos los de la Academia de Hollywood-, Lanthimos regresa a Cannes para ganar el premio especial del jurado con una película única: La langosta.
Fábula moderna sin moraleja posible y relato distópico sobre la vida en pareja y el papel del amor en nuestros días, el nuevo largometraje del director ateniense es mucho más que una película dura y controvertida.
Inteligente y transgresora, sofisticada e intrigante, la cinta resulta una brillante reflexión sobre lo que la sociedad espera de los individuos como miembros de una pareja y sobre la estupidez de los dogmatismos. Esos que lo mismo pueden estar en las instituciones que gobiernan y controlan a las masas que en las agrupaciones de insurgentes que se revelan en su contra.
Así, en el mundo que propone la cinta, es igual de grave no tener pareja que enamorarse de alguien siendo revolucionario. Por cualquiera de las dos cosas el individuo será perseguido y acosado. Fingir resultaría inútil. Huir no parece tener sentido.
Por su innovadora propuesta y su estilo único resulta indispensable ver La langosta ,y por eso mismo, es nuestra película de la semana. Está a partir de este fin de semana en la programación de la 60 muestra de la Cineteca nacional. Corran a verla.
Un abrazo
El More