Con una carrera de más de 40 años en la industria de Hollywood y a punto de llegar a los 30 largometrajes de ficción dirigidos Steven Spielberg demuestra con su nueva película porqué es uno de los personajes más importantes en la historia del cine reciente. Amigo y contemporaneo de genios poderosos y padrino y mentor de productores y estrellas Spielberg consigue con Puente de espías una nueva gran película donde recuerda que el estilo y el talento siguen siendo un signo distintivo fundamental en nuestros días.

Maestro del cine épico histórico, conocedor a fondo de los mecanismos internos del melodrama y experto en el trabajo con estrellas que sostienen la película en sus hombros, nuestro director en cuestión hace mancuerna una vez más con Tom Hanks para contarnos un cuento que interesa desde el primer minuto: la historia de un abogado de seguros que, un poco a su pesar, se involucra en la labor de defender a un espía ruso durante los inicios y años más duros de la guerra fría.

Así, lo que en un principio parece un plato amargo y el relato de una aventura harto incómoda y forzada, se convierte en las manos de Spielberg, y gracias a un espléndido guión firmado por los hermanos Joel e Ethan Coen, en un interesante viaje hacia lo mejor de la inteligencia y la solidaridad humana.

Con el Berlín de la construcción del muro como telón de fondo y apoyado en una colección de secundarios solventes que permiten el lucimiento de un cada vez más maduro Tom Hanks, Puente de espías se revela como un espléndido filme que enriquece la brillante carrera de su creador. Una película muy por encima, en propuesta y factura, de lo que nos llega semana a semana a cartelera desde el norte del Río Bravo.

Honor a quien honor merece.

Por aquí nos vemos en una semana para seguir hablando de cine. Un abrazo

El More