Por Omar Cosío
“De todos modos iba a ser una estrella”. - John Lennon
En 1968, John, Paul y George enviaron notas a un Ringo que había renunciado a The Beatles por los constantes roces entre los miembros con la intención de que regresara, siendo una: “eres el mejor baterista del mundo”. Hoy, mucha gente ni siquiera lo toma en cuenta cuando se hacen esta clase de conteos, poniendo a John Bonham o Keith Moon sobre Richard Starkey (a.k.a Ringo Starr), pero lo cierto es que en definitiva el otrora baterista del “Cuarteto de Liverpool” está en el punto más alto del panteón del rock y el panteón de percusionistas. He aquí el por qué…
En agosto de 1962, John, Paul, George y Pete Best llegaron a Abbey Road a los estudios EMI, donde les hizo una audición un tal George Martin, quien quedó complacido con el grupo, salvo, como la historia ha dicho: el baterista. La suerte estaba echada y el universo confabuló para que un viejo amigo de los Beatles en tiempos de Hamburgo se integrara a la banda, sellando la alineación del cuarteto musical más famoso de la historia: John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y el recién llegado Ringo Starr. En un principio, la aportación de Ringo más allá de la musical (y en el resto de su carrera musical): fue su carisma. El anterior baterista carecía de una personalidad abierta y de fácil adopción como Starkey, quien su porte de bonachón y simpatía, enamoró primero a Inglaterra y en el 64 al resto del mundo, sumado a un histrionismo natural que le valió ser el “actor” del grupo tomando el rol principal en las primeras películas del grupo: “A Hard Day’s Night” y “Help!”, siendo además, el primer baterista que toma un rol de estrella en un grupo de rock.
Ya en asuntos meramente musicales, la primer aportación de Richard Starkey fue esa característica forma de tomar las baquetas, ambas manos en posición vertical, contrario a sus predecesores y contemporáneos, quienes usaban la “posición clásica”, mientras que Ringo es de los primeros bateristas que popularizaron lo que ahora conocemos como “posición americana” o vertical, a parte de ser uno de los primeros percusionistas que hicieran el experimento creativo componiendo canciones (aunque le echaran la mano), y por supuesto, su aportación a la discografía de los “Bicles”, especialmente en: "A Day In The Life" y el maravilloso solo en "The End" (su único solo como baterista) para confirmar la calidad del nacido el 7 de julio de 1940 en Liverpool, Inglaterra.
Así que Ringo: gracias por estos poco mas de 50 años de carrera y ¡Bienvenido de nueva cuenta a México!... “Oooouuuh, Las Brisaas”.