Trevor Powers es un escuálido ser, que a primera vista parece ser un tímido y callado preparatoriano, y no un prodigio musical capaz de crear diégesis soñadoras mediante sintetizadores. Para ser más recóndito su esfuerzo, éste joven firma su música como Youth Lagoon, un nombre que puede evocar la pureza infantil y una tranquilidad absoluta.
En 2011, debuta con The Year Of Hibernation (Fat Possum) un disco basado en la disforia psicológica —que consiste en un estado de apatía absoluta e inconformidad mental y emocional—, y que mediante sonidos minimalistas y un dream pop hipnótico nos regaló grandes composiciones como “Afternoon”, “17”, y “Daydream”.
Tras convertirse de manera inesperada en un pequeño pilar de la escena de la baja frecuencia y el reverb, Youth Lagoon tenía que enfrentarse al demonio del segundo disco. Una de las etapas más difíciles de la carrera musical donde se puede finalmente llegar a la gloria o convertirse en un proyecto que simplemente tuvo suerte. Tras describir su proceso creativo como un momento donde su mente se comunica con su persona y no de manera inversa; Powers buscaba crear un disco que expresara una ideología particular a partir de fragmentos vivenciales.
De esta manera nace Wondrous Bughouse (Fat Possum/Arts & Crafts México) un álbum lleno de recuerdos infantiles, enigmáticos paisajes sonoros, y que en palabras del autor: “was influenced by a fear of mortality but embracing it at the same time. Realizing that human life is only great because it is temporary// está influenciado por el miedo a la muerte, pero al mismo tiempo abrazando su existencia. Debido a que la vida humana es grandiosa únicamente porque es temporal”.
Lo primero que salta a la vista del disco es la portada de Henry Darger, que nos muestra un oasis de multicolor donde el mar se encuentra en el cielo, las montañas tienen ojos, y el sol emerge por el sur. Muchas veces el arte de un disco no cuenta con una conexión con la música, pero en este caso embona con las inspiraciones metafísicas de Powers.
Ahora es tiempo de empezar el viaje.
“Through Mind and Back” es una pieza instrumental que sumerge al escucha en un lago acuoso donde no se conocen los componentes, y lo único que queda es zambullirse en el agua para entrar directamente en la siguiente canción:“Mute”, una composición que no magnifica el silencio. Es el primer acercamiento con la femenina voz de Powers y su habilidad de mezclar sintetizadores que evocan diferentes recuerdos infantiles. En este caso particular, “Mute” da la sensación de subirse a un carrusel y sentir como el tiempo disminuye drásticamente su velocidad mientras que el corazón empieza a latir más rápidamente.
Con la melodía de lullaby de “Attic Doctor”, y el sosiego tranquilizador de “The Bath” se puede ver que no todas las composiciones de Youth Lagoon tiene que estar forzosamente alimentadas por la suciedad generada por la distorsión y reverb. El encabalgamiento de las dos canciones crea una introspección entre el escucha y Wondrous Bughouse, ya que la relajación que emiten las dos composiciones permiten enfocarse en la lírica de Powers.
Aunque al principio “Pelican Man” continúa con un ambiente apaciguador gracias a la implementación del graznido de aves marinas la tranquilidad no es duradera. Este esquema se rompe con la ayuda de percusiones ríspidas, un coro que recuerda a la lisergia época de Syd Barret con Pink Floyd, y una extraña sensación de estar percibiendo el nacimiento del Hombre Pelícano que fácilmente podría ser un nuevo miembro del Magical Mystery Tour de The Beatles. También hay que apuntar que el constante cambio de tonalidades,asemeja el vuelo de un ave que puede pasar del cielo a una altitud baja en cuestión de segundos.
El sencillo “Dropla” es la única pista que se necesita para comprobar el crecimiento musical e ideológico que ha tenido Youth Lagoon. Son varios ingredientes que hacen imponente esta canción: toque de campanas, el encadenamiento de dos sintetizadores—el principal donde hay un constante cambio escalas y uno infantil que adereza la voz de Powers, un coro simple: “You will never die” que se repite infinitamente, y un outro de minuto y medio que tras cerrar los ojos permite volar, caer, y dejarse llevar.
El único problema que tiene Wondrous Bughouse es que la primera parte del disco cuenta con muchas emociones y grandes canciones que hacen que mucha gente pase de largo el crepúsculo del álbum donde también se encuentran grandes composiciones. Por un lado, “Sleep Paralysis” navega en una nebulosa electrónica parecida al trabajo de Washed Out, y que precipita en una melodía barroca que podría estar en un videojuego de Castlevania. Mientras que “Raspberry Cane” empieza con un ritmo medieval como la música que interpretan los juglares, y luego se disgregan en un dream pop magnético que remite a lentos paseos por el parque.
Youth Lagoon es un proyecto que tal vez en este momento no es muy conocido, pero que si vuelve a entregar joyas como Wondrous Bughouse se hablará de su sonido en programas que recuerda la mejor de la música pasada, y muchas noveles bandas tratarán de emular sus vestigios líricos y sonoros.
El álbum se puede conseguir a través de Arts & Crafts México
Video por Pitchfork.tv