Por: Eduardo Díaz (@_coldnose)
La tarea de Hymns, el más reciente EP de Fonogram editado por la casa discográfica tijuanense Static Discos, es ambiciosa: una celebración de la vida a través de la exaltación del pop. Entregando canciones que guiñen sin pena al pasado (el reverb de los noventas, el jangle de los ochentas, el rock carretero de los setentas y el brillo de los sesentas) el idioma del multi-instrumentalista Vicente García Landa busca una voz propia que englobe lo personal dentro de lo colectivo y viceversa.
Las cinco canciones que conforman la primera parte de la trilogía se sitúan entre una manufactura casera y la grandilocuencia de una producción mayor. Por momentos, las piezas parecerían haber sido grabadas directamente desde la recámara de García Landa con sólo una guitarra y una laptop (como en “Strange Beauty” o “Hymn”), mientras que por otro lado la sensación es maximalista y expansiva, encontrando a Landa haciendo uso de todas las herramientas a su disposición. Aún así, no hay eclecticismo: Gran parte de Hymns guarda un tono abiertamente nostálgico. García Landa abre una invitación a la ensoñación y al letargo no sólo en la forma en la que nombra sus canciones (“Lullaby”, “Dreamers”) sino también en la manera en la que refracta su sonido. La abridora “Hymn” podría ser una especie de reimaginación de los jams catárticos de Explosions in the sky; y “Ocaso”, la canción que cierra, se mece entre los pasajes instrumentales de The Postal Service y el minimalismo afrancesado de Yann Tiersen.
Ahora, el problema no está en la propuesta tanto como en la manufactura y entrega de las canciones. Lo que Landa falla por encontrar es una cohesión apropiada en el núcleo interno de sus piezas. En gran medida, éstas se sienten como objetos incompletos, bosquejos que se escurren entre el discurso que el músico quisiera expresar. Las secuencias y las progresiones se vuelven pastiches que envuelven un sentimentalismo por consecuencia artificial. La lírica es irregular y nada convincente y que por lo demás no le hace mucha justicia a los héroes musicales que Landa menciona (Comparen las líneas abridoras de Lullaby: 'Honey, don’t be lonely and stop breaking your heart.' o 'Honey, strange beauty, you are not from this world' de "Strange Beauty" con "Astral Weeks" de Van Morrison o incluso con "Alison" de Slowdive) Hay algo que inevitablemente se pierde al momento en el que Landa confunde lo sencillo con lo simple. Y lo que comienza con una propuesta plausible termina con un sonido que no sólo se resiste a arriesgar lo suficiente sino que intercambia experimentación por predecibilidad.