Por Manuel Marín
Después del terremoto de 1985, que devastó la ciudad de México, el escritor Carlos Monsiváis concibió un término entre sociológico y periodístico que daba nombre a la reacción de los chilangos ante aquel desastre: “Sociedad Civil”. El empoderamiento, la toma de poder, el salir a la calle a prestar ayuda, llevar comida, medicamento, a tratar de salvar el espíritu de una sociedad que al parecer era inexistente hasta aquel momento, en palabras claras: la respuesta ante el abandono gubernamental. ¿Que nombre le daría el maestro Monsiváis al momento actual que vive México?
La sociedad civil mexicana vive una de sus peores crisis a lo largo de la historia moderna del país, es la gente de a pie la que ha pagado la violencia y el auge del narcotráfico con masacres a civiles en toda la república, con fosas comunes, con miedo a salir a la calle. Es la misma sociedad la que paga los estragos de las reformas estructurales del gobierno en turno, la que vive a flor de piel el descontento social, es la sociedad civil la que hoy se encuentra entre el movimiento magisterial y la fuerte represión por parte del Estado.
¿A quien apoyar?, ¿de qué lado irse?, ¿será conveniente tomar partido de lo que hoy sucede en Oaxaca?, ¿será el gobierno comprensivo y abrirá el diálogo con la propia sociedad? Porque al final de cuentas la Reforma Educativa es para nosotros, para nuestros hijos, para todos aquellos pequeños pueblos en los que las escuelas se caen a pedazos (cuando tienen algo que se les caiga), donde no hay bancas, ni pupitres y en ocasiones ni estudiantes, ¿será que al menos podremos pedir el derecho a que se investigue y se haga justicia por lo ocurrido el día domingo?
Durante semanas algunos medios de comunicación se han dado a la tarea de enfocar la opinión pública hacia un solo lugar: la necesidad de acabar a toda costa con el movimiento “criminal” de la CNTE, sin lugar al derecho de réplica que como ciudadanos nos y les pertenece a los habitantes de Nochixtlán. Las personas que el domingo se vieron acorraladas por el enfrentamiento, personas que ni siquiera tenían que ver con el conflicto, han perdido su derecho a reclamar el ataque de policías federales a hospitales, casas (propiedad privada), escuelas donde murieron personas desangradas al no haberles permitido a las ambulancias entrar.
¿Será válida aquella frase “el fin justifica los medios”?, ¿será aplicable a la situación mexicana? Y si así fuera, ¿podríamos exigir como sociedad que se aplique la misma fuerza policial a situaciones como los narcobloqueos en las principales carreteras del país?, ¿podríamos exigir al gobierno mano dura contra políticos corruptos?, o será que como escriben diversos periódicos internacionales “en México no hay estado de derecho” y en caso de ser así la pregunta sería ¿aún hay sociedad civil?
Manuel Marín @manu_marin_ruiz es voluntario de Ibero 90.9