Por México: juntos, pero no revueltos

Por México: juntos, pero no revueltos

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Reflejos de identidad nacional. Uno en el plano real, otro en lo simbólico. En ambos, una bandera mexicana se alza con la esperanza de una victoria, de la democracia, del balompié. Día donde se juega con la identidad nacional con la etiqueta extrema y burda de “quimera conceptual”, bautizada así por el Director del Centro de Estudios Latinoamericanos de Oxford, Alan Knight, en su escrito La identidad nacional mexicana.

Instantes de arquetipos, quizá mejor dicho, estereotipos: los que no van a votar porque “el sistema es corrupto”, los bigotes y los “sombrerous”; todos conviven en Rusia. Destinos que parecen escritos, pero no son más que pantomima. Abstracciones.

Por primera vez en la historia, estos dos eventos se cruzan, así de cerca. Apenas una pequeña rozadura. La acción de lo realmente importante y la expectativa de lo simbólico, aunque a veces se difumine.

Mañana México buscará alzarse con el triunfo que ha buscado desde 1994, pero esta vez será distinto: para entonces, ya sabremos quién guiará a nuestro país por los próximos seis años, con la ilusión de dar un primer paso para "el cambio”. Figura retórica que parece más un guión que una verdadera intención.

Que un Mundial se cruce con la elección no es tan complicado: 2006, 1994, 1982, 1970, 1958, 1934. Sin embargo, en 1982, no se clasificó por la eliminación a costa de El Salvador y en 1934, contra Estados Unidos, previo a Italia. En 2006, los Cuartos de Final pudieron ser la antesala de la elección más cerrada hasta este momento en nuestra historia, pero una semana antes, Argentina y Maxi Rodríguez rompieron la ilusión y dejaron, en ese entonces, por quinta ocasión consecutiva, a México entre los 16 mejores.

Ocho años atrás, el ambiente polaco-mexicano, en uno de sus puntos más álgidos —por el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el asesinato de Luis Donaldo Colosio—, se dieron un 21 de agosto, dos meses después de la caída de México en los penales ante una Bulgaria a la que derrotó 2-0 en su incursión anterior, en 1986.

Luis Echeverría

Luis Echeverría

De ahí, fue hasta 1970 que encontramos el choque del evento más relevante del concierto político nacional y la cumbre de los torneos futbolísticos, justo en territorio mexicano. Sin embargo, por cuestión de calendarización, ni la final donde Pelé se consagró como el único ser humano con tres campeonatos del mundo en su haber, se toparon con la elección que desembocó en el nombramiento de Luis Echeverría Álvarez, teniendo a México en un momento de goleadas: por una parte, la sufrida por el once nacional a costa de Italia en Toluca y por otra, la victoria del priista con el 82.3%.

Finalmente, en 1958, Suecia fue la sede de la Copa del Mundo y México le daba la bienvenida a la consolidación de su etapa institucional, iniciada con Miguel Alemán Valdés un sexenio antes. Mientras, en la cancha, el hito llegó con el primer punto recolectado del “Tri” en estos torneos, frente a Gales.

Seis años, cuatro años. El calendario sigue su paso y a veces, las coincidencias temporales ponen los focos en dos puntos distintos. Hoy, es así. Ambos se resumen: por México.

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México, a demostrar que ¡SÍ SE PUEDE!

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“Lo importante es lo que viene el día de mañana”, Paula Amor para Ibero 90.9

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