Es un hecho innegable que la realidad supera a la ficción por mucho, y a veces para hacer una gran película, solo hace falta observar la vida detenidamente hasta que ésta revele “el oro alquímico”.

Christina Cisneros y Ciro Guerra pasaron por siete años de observación e investigación para entregar la gran historia que hasta el día de hoy lleva cerca de ocho premios recogidos, siendo los últimos tres estatuillas en los Premios Fénix 2018. La película co-dirigida por Ciro Guerra (El abrazo de la Serpiente) y Cristina Cisneros ha sido también seleccionada para representar a Colombia en el certamen por los premios Oscar que se celebraran a principios de este año venidero.

El Filme Colombiano, cuya coproducción con México y Dinamarca logra una estética y un cuidado técnico impecables, viene a ser un fiel retrato cultural de una comunidad que fue protagónica a finales de los 60, cuando la demanda de marihuana en Estados Unidos aumentó considerablemente y dio origen a lo que muchos conocen como la Bonanza.

Los Wayuú, endémicos de la región Guajira del caribe colombiano tienen un símil muy cercano a la cultura gangster italiana, incluyendo los códigos de honor y las disputas familiares, pero con un toque de misticismo indígena que resulta la cereza en el pastel. Estas actitudes hacen justicia a cómo la cosmogonía Wuayuú es un elemento determinante en la estética de la película y cómo esto también lleva la narrativa del filme a terrenos de lo surreal, con imágenes de sueños proféticos de Zaida (personaje principal del largometraje) y las interpretaciones de las visiones de Úrsula.

El 90% de la película está en el idioma Wuayuú, lo cual convierte a la película en una suerte de documento histórico, que retrata de cerca las costumbres y los códigos culturales. Guiados en su mayoría por la cosmogonía, Pájaros de Verano retrata a la cultura Wayuú en su amplia riqueza, pero también en cómo esta se derrumba, hecha cenizas por el candor de la guerra entre dos clanes familiares, que se convierte en una campal cuando uno de ellos comete lo inimaginable para la cultura Wuayuú.

Es también un claro ejemplo de cómo la austeridad debe permanecer en el espíritu humano. Porque a como dice uno de los sabios de la tribu: “el ave que se reviste de lujo con collares solo sabrá perder el vuelo”.