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Desde Fortaleza, Ceará El puerto de Fortaleza nos trae reminiscencias de Veracruz. ¡Esa costumbre de asociar nuevos lugares con ciudades que conforman nuestro universo mental! Y no solo por el puerto. El malecón, los barcos, los arcos y las pintorescas casas. El mar encanta, seduce y en muchos casos permite que los que viven cerca tengan un mejor estado anímico. Es un elemento natural transformador.

Casi todas las ciudades importantes de Brasil están bañadas por el mar: Río, Salvador de Bahía, Porto Alegre, Recife yFortaleza, o están muy cerca, como Sao Paulo.

En un intento por llevar a Brasil tierra adentro, afuera de sus costas, el gobierno brasileño diseñó y catapultó a Brasilia como su capital en 1960. Y la otra característica natural que exhibe este país hacia el mundo entero es su rica biodiversidad, tanto en flora como en fauna. La selva del Amazonas es la más grande del planeta y con las más variadas especies naturales y animales. Ese inherente contacto con la naturaleza se plasma en sus billetes. La moneda en cada país refleja sus orgullos simbólicos. La única ciudad sede mundialistas que se adentra en la selva amazónica es Manaus.

Hoy visitamos un gimnasio polideportivo de la ciudad. Nada muy diferente, excepto porque el voleibol juega un papel central en la vida deportiva de los brasileños. Hay canchas al aire libre y cerradas de este popular deporte.

La Copa Confederaciones permitió que los habitantes de la capital cearense descansaran. Se suspendieron labores en escuelas y en la mayoría de las empresas privadas y públicas. Obviamente los prestadores de servicios turísticos tienen temporada alta. Es una ciudad que no toleraría un evento de tal magnitud con las labores cotidianas. La mayoría de sus calles no cuentan con más de dos carriles para el flujo vehicular. La hotelería también está acreditada y exhiben sus placas como alojamientos oficiales del mega-evento global.

Nuestra comida fue en la Playa del Futuro. Cuna de surfistas. En esta playa se encuentran varios clubes de playa con palapas y en pleno contraste, a pocos kilómetros, algunas favelas.

El único cobro es por consumo y transitan, cada dos minutos, unos vendedores ambulantes con productos distintos: tatuajes, langostas, camarones, joyería, tours en lancha y recuerdos de la playa. La sugerencia se asemeja al mandato: los alimentos ambulantes son de procedencia dudosa y no se recomienda comerlos bajo ninguna circunstancia. No juegue con su salud.

La biodiversidad de Brasil enamora a los sentidos.

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