Ojos Grandes (Big Eyes), la última película de Tim Burton, está basada en los años sesenta en San Francisco, una época difícil para las mujeres, quienes son dependientes de sus esposos. La cinta se centra en la historia del matrimonio Keane y sobre cómo Margaret (Amy Adams) logra encontrar las fuerzas para reclamar lo que es suyo, los cuadros de los “Ojos Grandes”. Con dichos cuadros, Walter (Christoph Waltz) ha logrado crear fama y sobre todo un mercado alrededor de las pinturas melancólicas con niños de ojos grandes. Las pinturas de los “Ojos Grandes” representan diferentes cosas. Para Margaret Keane, los ojos son la ventana del alma; para Walter Keane, son los niños de la guerra, y para el público, una curiosidad que contrastaría con la idea del sueño americano. Sea cual sea la razón y el tópico que el espectador viera en las pinturas, el arte de Keane fue un impacto y un muy buen manejo del mercado, el cual estuvo cuestionado por la crítica. A pesar de esto, la película evita el tema de quién decide qué es arte –el público que lo consume o la crítica– y se centra más en la historia del matrimonio Keane.
La película cuenta con grandes actuaciones tanto de Amy Adams –quien interpreta a una esposa y artista de gran talento pero sumisa y obediente a su esposo– como de Christoph Waltz, quien tiene una gran carisma pero al mismo tiempo es descarado ante la situación que vive el matrimonio.
Por otro lado está el diseño de arte, el cual es sorpresivo ya que Burton explora un cambio en la estética. Sin embargo, se agradece que haya dejado atrás los colores brillantes y contrastantes en esta cinta para probar un nuevo estilo que visualmente está un poco más aterrizado en el mundo real.
Ojos Grandes es considerada por el propio director como una película íntima, algo que no era visible en el trabajo del cineasta desde hace diez años con Ed Wood. Esto puede deberse a que Scott Alexander y Larry Karazewski son los escritores de ambos filmes. Pero a la vez, es importante considerar que ambas películas hablan sobre artistas en la vida real –uno director de cine y otra pintora–. El tema del artista suele ser íntimo ya que son los sentimientos o ideas del propio autor los que se ven expuestos en su obra.
Por Ale Nava (@alenavam)
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