Miss Representation: El papel del capitalismo en la guerra de los sexos
En esta ocasión traemos hasta ustedes una recomendación del catálogo de Netflix que creemos es completamente ideal para mirar en una cita… en realidad es ideal para mirarla con l@s amig@s, los padres, l@s herman@s y con todo aquél que esté dispuesto a poner a prueba sus nociones acerca de lo que significa ser y parecer una mujer en la sociedad del siglo XXI.
Miss Representation es un documental producido en 2010, escrito y dirigido por la actriz y ex Primera Dama de California, Jennifer Lynn Newsom, durante el periodo en el que su marido, Gavin Newsom, aún era el alcalde de San Francisco. Su nombre es un juego de palabras en su idioma original, entre “Señorita Representación” y “Falsificación” o “Engaño”.
Antes de continuar, no está por demás comentar que la selección musical de esta producción es pequeña, pero muy interesante. El protagonismo se lo roban dos canciones del álbum Fantasies (Last Gang Records, 2009) de Metric, “Help Im Alive” y “Gold Guns Girls”, que les traerán buenos muy recuerdos.
Sin duda, a lo largo de esta producción nos encontraremos a nosotros mismo cuestionándonos si en realidad estamos, o no, de acuerdo con los argumentos que se nos presentan, pero también se nos ofrecerá el gran reto de evaluar si nuestras ideas sobre lo qué es ser una mujer –y lo qué es ser un hombre– obedecen a un juicio personal o, por otro lado, si nos ha sido arrebatada la oportunidad de crearnos una imagen propia de estos conceptos al mismo tiempo que se nos han impuesto representaciones engañosas y estereotipadas en el cine, la televisión, el internet y en general, todas las formas de comunicación a las que somos expuestos diariamente.
Este documental explora el papel de los medios de comunicación en la construcción de los prejuicios, principios y valores de la sociedad, principalmente en Estados Unidos y los países occidentales, expone también claramente cuál es el papel que hasta el día de hoy interpretan las mujeres en las agendas de los más grandes y poderosos medios de comunicación.
El discurso central gira entorno a una premisa: “No se puede ser lo que no se ve”. No se puede ser lo que no se ve en las películas, en los anuncios publicitarios, en las pantallas de la televisión, en las portadas de las revistas, los videos de Youtube, los noticiarios o en las salas del congreso ¿Qué quiere decir esto?
La directora nos ofrece a lo largo de esta producción un análisis sobre cómo las personas creamos expectativas acerca de lo que es el mundo, y lo que debemos ser nosotros mismos, con base en lo que observamos como aceptable en nuestro entorno, principalmente en las etapas más tempranas de nuestra vida. Subestimar el papel que juegan los medios de comunicación masivos en la formación de nuestra visión del mundo, nuestros valores, prejuicios, emociones y comportamientos, sería completamente ingenuo considerando el tiempo que consumimos esta información y el bombardeo al que somos expuestos todos los días.
A través de una serie de entrevistas con personalidades como Condoleezza Rice, Geena Davis, Jane Fonda y Rosario Dawson, además de productores de televisión, políticos, estudiantes de preparatoria, sociólogos y comunicadores, Newsom nos lleva por un viaje a través de las limitadas y perturbadoras representaciones mediáticas de la mujer dentro de la industria televisiva, cinematográfica y publicitaria, todas ellas centralizadas en torno a la valoración de su imagen y “cosificación sexual”.
A los defensores más apasionados de la libertad de expresión y la individualidad, les parecerá chocante escuchar argumentos en los que se enfatiza la correlación entre los comportamientos sociales sexistas y el contenido igualmente discriminatorio ofrecido en los espacios de entretenimiento. Sin embargo, las 36 horas semanales que pasa un adolescente estadounidense promedio viendo la televisión, o las 10 horas que pasa conectado a internet, son datos estadísticos duros que cuestionan que tanta influencia tienen dichas fuentes de información sobre su criterio personal, en plena formación.
Entre las grandes cualidades de este documental encontrarán su forma sencilla y concreta de exponer al espectador las consecuencias que el bombardeo mediático de modelos clónicos tienen en nuestro inconsciente, así como en las decisiones más importantes que tomamos como sociedad, decisiones políticas, laborales, educativas y emocionales por decir lo menos.
Una de las consecuencias más claras es el impedimento de acercarnos al sexo opuesto de manera empática: niñas y mujeres crecen pensando que deben encajar en patrones ligados a su apariencia y que su valor como individuos radica principalmente en la validación externa; niños y hombres por otra parte interiorizan desde temprana edad que objetivar a la mujer con base en su sexualidad es parte integral y prueba imprescindible de masculinidad, al igual que el hermetismo y prohibición que se les enseña a imponer sobre sus propias emociones.
sta brecha profundamente arraigada en cada uno de nosotros toma sus más lamentables formas en los terrenos de la democracia, la educación y la economía. Las estadísticas nos muestran que el número de mujeres con poder de decisión en estos ámbitos, representan un porcentaje menor a dos dígitos la mayoría de las veces, lo que implica que las resoluciones y acciones del gobierno, las empresas y el sistema en general obedecen a una visión que no representa ni incluye a todos los miembros de la sociedad.
Algo que señalar es que esta producción no tiene interés en retratar a las mujeres como víctimas indefensas ante un conjunto de instituciones excluyentes, por el contrario, documenta los esfuerzos de muchos personajes –hombres y mujeres– que han luchado afanosamente por asegurar que existan foros donde las mujeres sean escuchadas, y puedan crearse las oportunidades necesarias para que ejercer un liderazgo activo en espacios cada vez más necesarios.
La directora lleva la crítica a los medios de comunicación hasta un punto aún más profundo, ¿quién quiere separarnos como sociedad?, ¿a quién le sirve esa imposibilidad de mirarnos como iguales en esa interminable “batalla de los sexos”? Newsom responde a estas preguntas sin tapujos ni vacilaciones: al sistema capitalista.
La capacidad (¿adquirida?) de los miembros de una sociedad para auto etiquetarse y segregarse permite que las demandas de la sociedad al gobierno sean parciales y mucho más fáciles de manipular; la necesidad de uno y otro género por compensar sus inseguridades a través del consumismo, genera millones de utilidades para las compañías que saben cómo explotarlas cada año; la creencia de que existen características inherentes a un género específico garantiza que el poder económico, político y educativo permanecerá siempre en manos de unos cuantos.
La gran reflexión de este documental, es que nuestra destreza como individuos para continuar descalificando al prójimo con base en paradigmas impuestos por la industria del entretenimiento, protege y reproduce permanentemente los factores necesarios para permanecer controlados dentro de un sistema que nos necesita programados exactamente de esa manera para subsistir. Les auguramos una gran tarde de Netflix & Afloja con una buena discusión sobre este material.
Finalmente, en Ibero 90.9 creemos que "El conocimiento no es un objeto, ni un contenido, ni puede ser apropiado como si fuera un bien material" y aunque todo el contenido recomendado de esta columna puede ser encontrado en alta calidad en Netflix Latam, no está demás avisarles que también puede ser disfrutado completito, gratis y en español en Youtube:
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