El Festival Internacional Cervantino (FIC), cuyo eje temático este año es las migraciones, ha propiciado el espacio para generar un diálogo intercultural entre Elida Almeida, cantante caboverdiana, y Alex Mercado, pianista de jazz nacional. Ambos conversaron en una mesa moderada por el periodista cultural Xavier Quirarte. Hablaron sobre sobre su trayectoria como músicos, experiencia en los escenarios y el impacto de las migraciones en su música.

La noche del 20 de octubre, la explanada de la Alhóndiga de Granaditas bailó al compás de ritmos africanos, traídos por Elida Almeida. Con un traje rojo, los pies descalzos y una voz que emana poder, logró que el auditorio entero moviera las caderas y cantara en criollo música caboverdiana. Un día después, narró que su experiencia en el escenario Cervantino ha sido una de las más gratas en su carrera musical. Agradeció el apoyo que ha recibido, pues confesó que sueña en posicionarse como una de las más grandes cantantes africanas:

“Quiero que cuando hablen de Cesária Évora, Miriam Makeba, Fatuma… mi nombre figure en ésa lista”

Contó como el más grande maestro de su vida ha sido la radio, pues ella proviene de un pueblo de la Isla Santiago donde —a la fecha— no cuentan con electricidad. Es aquí donde se comenzó a forjar su peculiar estilo musical, pues creció escuchando música nacional e internacional, despertando en ella la curiosidad por seguir explorando diversos ritmos para posteriormente incorporarlos a sus composiciones.

Aunado a la dificultad de ser músico en un país como Cabo Verde, antes de Cesária Évora, no era visto como una profesión sino como un pasatiempo. Y no sólo eso, sino que tampoco existía la posibilidad de que voces femeninas pudieran trascender. A la fecha, se siente agradecida por el camino que abrieron las cantantes caboverdianas de generaciones pasadas, y recalcó que su máxime es dejar su marca en la música Africana e inspirar a más mujeres a marcar la diferencia y destacar en la forma que ellas quieran.

Por otro lado, Alex Mercado recalcó que ser músico es una lucha de resistencia y llena de retos. “Cada experiencia musical te transforma”, dijo. También sostuvo que la labor de los artistas es la de levantar la voz para que los más jóvenes se sientan inspirados a hacerlo.

Además añadió que vivimos en una época donde, gracias a las nuevas tecnologías, es posible conocer a artistas internacionales de los cuales se pueden aprender diversos estilos. Esto permite no sólo crear nuevas fusiones musicales, sino también, romper con las barreras que nos dividen como seres humanos.