Tres individuos que por su origen geográfico nunca debieron conocerse. Nigeria, Líbano y Escocia se funden en sonidos y crean Young Fathers. Massaquoi, Bankole y el originario de Edimburgo, Graham Hastings, han trabajado juntos desde que eran adolescentes. Fue en 2008 que empezaron a dar de qué hablar, nadie podía definir su música con exactitud y en poco tiempo esto se volvió irrelevante, la música de estos jóvenes es excéntrica y eufórica. La escena de hip-hop electrónica en Escocia no había escuchado nada parecido.
Así, su primer álbum Dead (Anticon, 2014) fue considerado para concursar en los Mercury Prize, que serán el próximo 29 de octubre. Producido por Timothy London, el disco es parte de la disquera norteamericana Anticon, caracterizada por producir a grupos alternativos de rap.
Las once canciones aparecen orgánicamente construyendo un distópico carnaval alrededor de la muerte. Para Graham Hashting el título del disco se relaciona con la procesión funeraria, “con el último hoorah, se llama Dead porque puedo decirlo en voz alta y no significa nada”. Young Fathers se inclina más hacia su herencia africana (de los miembros Alloysious Massaquoi y Kayus Bankole), que a su entorno inmediato. Lo primero que se escucha es el fuerte acento africano además de las referencias líricas como ser “rey de mi pueblo”.
Independientemente de su título, el álbum podría ser un buen soundtrack para una película coming of age, es diferente, extraño y enérgico. La interacción de las voces hacen que las canciones tengan un alma propia, se integran diferentes sonidos y hay momentos en los que se logra escuchar entre los beats una gaita. Así se convirtieron en poco tiempo en un referente del rap de Escocia, con tan sólo 2 EPs, Tape One y Tape Two (Anticon, 2013), y un álbum.
Sus conciertos son parte del atractivo de la banda, se han convertido en verdaderos shows, en los que los tres se mueven como una típica boy-band, donde hay un líder y los demás bailan alrededor de él, además de que cada uno tiene una presencia diferente en el escenario y no sólo las melodías se quedan en la cabeza por un rato, sino también sus movimientos. El trío funciona porque lograron hacer con sus inminentes diferencias una sincronía única.