Los multifacéticos terrenos de Papaya con 'Corazón Abierto'

Los multifacéticos terrenos de Papaya con 'Corazón Abierto'

Papaya vía Jabalina

Papaya vía Jabalina

Tener el corazón abierto es como una llamarada fulminante impregnada de toda franqueza. Un estado que implica la vulnerabilidad de la persona en cuestión y de quien se puede discernir los matices que albergan sus pensamientos más radiantes y oscuros; verbena dedicada a las mujeres orquestada por Papaya.

Desde el título, se puede vislumbrar el hilo conductor del segundo disco del trío español. En Corazón Abierto (Jabalina, 2018) se muestran diferentes facetas del amor y el sentir que provoca: desde donde brota con pasión, admiración y goce hasta las situaciones en que recae en una obsesiva costumbre que lacera lentamente. Las letras escritas por Yanara Espinoza, vocalista y guitarrista de la banda, vaticinan una carta que desnuda su mente: va de la introspección a la interpretación del sentir de otras mujeres.

El álbum debut de Papaya, No Me Quiero Enamorar (Jabalina, 2015), ya mostraba la influencia musical que tienen de los sonidos sesenteros con el surf y pop de los ochenta, mismos que retoman en su nueva entrega. En conjunto con este abanico sonoro, Corazón Abierto, interconecta sensaciones provocadas por otros terrenos que contempla Papaya, que si bien pueden parecer un tanto eclécticas no rompen la unión del disco. El viaje agridulce se desborda en una bomba de ritmos latinos con dembow, pasa por un arenoso country y se aplaca con la bravura del folclore español. Como complemento inquebrantable, la regia voz de Yanara hace incisiones en cada canción, unas veces más profundas que otras, hasta abrir por completo ese mundo acorazado.

Esta producción se encarna a lo largo de un universo dividido en 12 tierras, dignas de recorrer con una mente receptiva. “¡Ay, Mujer!”, tema que abre el álbum, emerge con aires divinos en medio de una plegaria que despunta con guitarras aceleradas, inspirado en la madre de Yanara. La devoción continúa ahora en un escenario desértico y apacible con “Amarte”.

Las raíces canarias de la vocalista se apoderan de la canción que le da nombre al disco, “Corazón Abierto”, a través de un conjunto de guitarras acústicas que marcan en definitiva las intenciones de un amor sincero, con certidumbre y sin rodeos. “Fango en el amor” emite la aceptación de las mentiras entre pareja.

Por otra parte, Papaya implementa la pasión en sus temas más tranquilos e hipnóticos. Yanara demuestra que a pesar de su gruesa voz también puede ser sensual, de esas que cantan al oído en medio de una pista con luces tenues con “Trigales” y “Méceme y Mátame”.

El flow y los sonidos latinos imperan de forma sorpresiva, con distorsión en las vocales que le dan sabrosura en “Amor o Sexo”. El baile audaz se ratifica con secuencias repetitivas y pegajosas para curar los males con “Si tú quieres mi amor”.

Uno de los temas más jocosos  e interesantes lo interpretan a ritmo del viejo oeste. Ya sea montados en un caballo o caminando sobre el terreno árido, siempre se debe caminar con cautela y a paso firme, para que no se rompan esos “Zapatitos de Cristal”.

Zapatitos de Cristal

“Soy un Macarra” continúa con su predilecto gusto por el surf, una canción que recuerda en ocasiones a Aterciopelados o  Fenómeno Fuzz. Con menos protagonismo en las guitarras, pero con mucha potencia, “La Chica del Quiosco” deja entredicho la monotonía en la que se puede volver una relación de pareja.

No hay que olvidar los violines al estilo de “Eleanor Rigby”, tema de The Beatles, con un toque del pop ochentero y sintetizadores en la canción final del álbum, “Quiero despertar”.

Quiero despertar

Impulsados por el sello emergente de Jabalina, Papaya amplía sus horizontes sonoros con esta segunda entrega de larga duración. Corazón Abierto es un álbum que supera con creces a su antecesor, y con el que seguramente se abrirán paso en la escena musical más allá de España.

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