Lo que pasó en los Oscars, y lo que debió haber pasado

Lo que pasó en los Oscars, y lo que debió haber pasado

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Como todos los años, la temporada de premios culmina con la mayor celebración del séptimo arte: los premios de la Academia. Y éstos siempre son esperados por anticipación por el público. A los Oscars le anteceden una serie de eventos, premiaciones y galas, a partir de las cuales se puede predecir más o menos cómo van a ir los resultados en la noche más importante del cine. Es por ello que, para cuando llegan estos premios, muchas sorpresas ya no lo son. Eso no quiere decir que el evento no tenga lo suyo; desde la despampanante alfombra roja hasta los chistes arrojados en el monólogo del conductor (este año, Jimmy Kimmel), esas cosas sí que son impredecibles.

Pero, en lo que refiere a los ganadores, para estas alturas, ya está más que labrado en piedra quienes son los favoritos y muy, pero muy, probables ganadores. Por ejemplo, este año, las categorías de actuación no dejaron espacio para sorpresa, por más que muchos lo hubieran deseado. En lo personal, no me han satisfacido los resultados en esta categoría, por lo cual hago un desglose de las cuatro.

1. Mejor Actor de reparto

Three Billboards Outside Ebbing, Missouri es una buena película, y ya. Buena a secas. Las actuaciones son buenas, pero la única verdaderamente destacable fue Frances McDormand. Sam Rockwell lo hizo bien, igual, a secas. Pero no entregó una actuación digna de la codiciada estatuilla. A la categoría, lamentablemente, le hicieron falta dos actores: Michael Stuhlbarg y Armie Hammer, ambos por sus papeles en Call Me By Your Name. Pero es el primero en particular a quien yo habría premiado y por una cosa, y una nada más: el monólogo del final que da a Elio. Tres minutos de diálogo finamente ejecutado bastaban para ser galardonado. 

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2. Mejor actriz de reparto

Es innegable que Allison Janney es de las mejores actrices más infravaloradas de esta generación. Y quizás merecía ese Oscar. Pero consideremos esto: estaba contra Laurie Metcalf por su papel en Lady Bird. Ambas interpretaron a madres de mujeres complicadas. Si nos ponemos a comparar una con la otra, veremos que la actuación de Metcalf en Lady Bird fue mucho más sutil, con mucha más emoción y más verosímil. Si bien es cierto que Allison Janney interpretaba a la madre de Tonya Harding, su ejecución estuvo a nada de ser una mera caricatura de una mujer abusiva. Por su parte, Laurie Metcalf muestra una gama de emociones por las cuales una madre pasa cuando desarrolla una relación con una adolescente pasando a la adultez. Y la escena del aeropuerto es fina; así como Michael Stuhlbarg se convirtió en merecedor inmediato por 3 minutos, asimismo Laurie Metcalf.

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3. Mejor actriz

El personaje que interpreta Frances McDormand en Three Billboards está muy bien escrito (y es lo único, a mi parecer, bien escrito de esa película). Es una mujer increíble, fuerte y con convicciones. Quizás dado el clima político en el que se encuentra Hollywood en estos momentos, personajes así son lo que más se necesita. Pero, ¿qué de Saorsie Ronan y su impecable Lady Bird? Saorsie Ronan es un talento joven que merece más reconocimiento del que se le está dando. Y sí, se le está dando, pero no creo que el suficiente. La competencia de Frances eran, concretamente, Ronan y Sally Hawkins. Y es una competencia muy reñida. De hecho, la indecisión me sigue plagando, porque creo que las tres hicieron un increíble trabajo y escoger entre ellas parece imposible. Por el momento, quedémonos con Frances McDormand. Aviso si cambio de opinión tras seria cavilación.

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4. Mejor actor

La categoría que más conflicto me causó. Estoy sinceramente harta de que la academia premie transformaciones y no actuaciones. Como lo puso muy sabiamente una conocida: “Gary Oldman ganó por tener una papada falsa”. Admito que es mucho más complicado que eso; sí, efectivamente, Gary Oldman se dedicó de lleno a este papel, estudio cada movimiento y manierismo del primer ministro británico. Y claro, lo maquillaron de una manera espectacular, y el parecido con Churchill es increíble. Pero, y ya.

Han sido muchos y muchos años que la Academia ha premiado a actores por ejecutar biopics. El caso más reciente y más notorio: Lincoln. Todo esto no es con el afán de demeritar el talento que tienen actores como Oldman (o Day-Lewis), pero en pleno 2018, sería gratificante ver que un actor gane un Oscar por un performance mucho más sutil, más entrañable y emocional. Por ello, creo firmemente que este año quien más lo merecía era Timothée Chalamet. Con apenas 22 años, llegó a las grandes ligas, a jugar contra Daniel Day-Lewis, Gary Oldman y Denzel Washington. Pero Elio Perlman ha sido de los personajes más íntimos, sentimentales y vulnerables que hemos visto en el cine en años recientes. Y Timothée Chalamet se arriesgó y llevó a cabo un papel que es tan difícil y requiere tanta dedicación como un personaje histórico.

Y si de dedicación al rol se refiere la Academia no podemos olvidar que Chalamet aprendió italiano, piano y guitarra para este papel. Así que efectivamente, lo hizo, y lo hizo bien. Cabe destacar cómo la escena final de CMBYN se queda tatuada en las mentes de los espectadores, horas después de haber salido del cine. La dirección de Guadagnino, la música de Sufjan Stevens y Timothée Chalamet llorando minuto tras minuto eran lo suficiente para premiar a este joven actor. 

Como con todo, nunca se puede complacer a todo el mundo. Pero lo divertido de eventos como los Oscares es que abren la discusión a opiniones así, que difieren del estandarte que pretende establecer la Academia.  Y lo aún más divertido son las apuestas. Espero que quienes hayan hecho quinielas se hayan ganado lo que apostaron. Espero que haya sido una ida al cine. 

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