La exhibición de Pink Floyd: un viaje mágico, místico y psicodélico
El día llegó. Te aventuras a salir y soportar temperaturas que alcanzan los 30° centígrados. El camino es pesado y consultas el mapa un par de veces. El recorrido llega a parecer interminable cuando por fin llegas al lugar, se trata de un espacio oscuro donde te refugias del sol. Mientras se adaptan tus ojos al cambio de luz, recibes instrucciones del personal que te equipa con tecnología de última generación. Ahora sí, todo preparado, sientes el vértigo en el estómago, tomas un último respiro y te encaminas al que será un viaje cuántico guiado por los colores y sonidos de Pink Floyd.
Los “restos mortales” de la icónica banda inglesa Pink Floyd se encuentran expuestos en la ciudad de Madrid. Por medio de fotografías, instrumentos, entrevistas, e instalaciones dignas de los mayores museos del mundo, el recorrido por los 50 años de trayectoria artística de la banda se vuelve una experiencia única. Y no es que sólo la curaduría de la exposición sea impresionante, sino que además, fiel al espíritu innovador de la banda, el viaje se realiza con un sistema que adapta un equipo intuitivo GuidePORT y una diadema Sennheiser que se conectan a las instalaciones conformes hace el recorrido, es decir, estás aislado en este viaje cuyo único guía es la trayectoria de la banda.
El viaje se realiza de manera cronológica. Comienza por una genealogía de bandas de donde surgieron los integrantes de Pink Floyd. Entre los vestigios se encuentran antiguos dibujos y borradores hechos por Roger Waters y Nick Mason mientras se encontraban estudiando en la London Polytechnic, también réplicas de instrumentos y equipo, imágenes de sus primeras presentaciones, y libros que influenciaron a los miembros. En esta etapa inicial del recorrido se pueden apreciar las fotografías de Pink Anderson y Floyd Council, músicos de blues que, sin sospecharlo, ayudarían a nombrar a la legendaria banda. También resalta la instalación dedicada a Syd Barret, ícono fallecido de la banda, musicalizada por “Interstellar Overdrive”.
La trayectoria evolutiva de Pink Floyd llevó a la banda a experimentar no sólo musicalmente, sino también en el arte de sus discos, por lo que encontraron en el equipo de diseñadores de Hipgnosis a los mejores aliados. El primer resultado de esta colaboración fue la portada de A Saucerful of Secrets (1968) álbum en el que ya se incluía a David Gilmour en la alineación de la banda.
Los trazos psicodélicos de Pink Floyd te transportan desde el corazón atómico de una madre hasta el lado oscuro de la luna. Por medio de recortes de periódicos, fotos inéditas, y sonidos experimentales, se presenta la formación de un nuevo mensaje: la banda ya no sólo pensaba en su música, sino en marcar una posición política.
Los materiales audiovisuales te acercan al testimonio de los artífices de esta revolución musical, los miembros del grupo quieren hacerse presentes en otra dimensión además de la musical y visual: quieren que sus conciertos se conviertan en representaciones de proporciones épicas en las que el asistente no está aislado. En este punto del viaje llegas a Animals (1977), The Wall (1979) y Dark Side of the Moon (1973), con el ingenio de Roger Waters al timón de la nave.
El punto climático del recorrido ha pasado y es momento de comenzar el descenso. Roger Waters abandona el mando que es retomado por David Gilmour. El cierre del trayecto, sin embargo, es igual de espectacular. Las instalaciones dedicadas a A Momentary Lapse of Reason (1987), Delicate Sound of Thunder (1988), The Division Bell (1994), y P U L S E (1995), dan cuenta de la madurez de las estrellas que conformaron la constelación de Pink Floyd en esa etapa.
Todos los astros dan un último destello antes de desvanecerse, por lo que al final de este viaje multidimensional se presenta The Endless River (2014), álbum con el que Gilmour y Mason realizan un homenaje y despedida ante la muerte de Rick Wright.
El recorrido ha terminado. Se acerca a ti una persona que se lleva el equipo con el que has logrado acercarte a la historia e intimidad de la banda, pero antes de partir, un encore, como en los grandes espectáculos. Atraviesas una cortina que te lleva a la Zona de Performance, un espacio pensado para disfrutar de la última presentación en vivo de Waters, Gilmour, Mason, y Wright: Live 8. “Si te sientas en medio se escucha mejor”, es la última indicación de la tripulación para que cierres este viaje. Tienen razón, el sistema de sonido AMBEO 3D de Sennheiser es una garantía. Después -o antes, porque es un loop- viene la despedida con el video de “Arnold Lane” en la pantalla envolvente de este espacio. Este bucle nos lleva del principio al final de la banda una y otra vez y así, como una cinta de Moebius “termina” el recorrido.
The Pink Floyd Exhibition: Their Mortal Remains se encuentra en Madrid hasta el próximo 15 de septiembre. Ha sido visitada por miles de asistentes en Londres, Roma, y Dortmund.