Hace ya tres años que nos topamos con aquel Romancero (Elefant Records, 2009), disco debut de Ana Fernández-Villaverde, —de profesión pintora—, mejor conocida como La Bien Querida.
Sus dos primeros álbumes, —Romancero y Fiesta (Elefant Records, 2011) —, le valieron una gran aceptación tanto del público ibérico como del mexicano, consolidándola como una de las mejores artistas ibéricas
¿Pero qué desata la fiebre por la bilbaína?
Son muchos factores. Comenzando con letras con las que uno se identifica fácilmente: historias de amor, a veces de arrepentimiento, de la toma de decisiones, de añoranza a tiempos mejores, tiempos prósperos plagados de recuerdos felices. Además, posee una voz seductora, —cautivante—, de tonos dulces y melancólicos que trazan historias en la mente. El tercer factor, sería la implementación de estilos diversos. Folk, flamenco, pop electrónico, incluso reminiscencias rancheras, todo conforman los límites de débiles fronteras por las que su música se pasea libremente.
“Mil veces”, precisamente, es un ejemplo de los trayectos sonoros diversificados, aderezados por una letra de anhelo.
“Pregúntame lo que quieras/no tengo nada que decir/ni tengo las respuestas”. Versos que se repiten con un sintetizador de fondo. Casi espacial—sereno—.
“Y pensé para mis adentros/que podía enamorarme/una y mil veces de ti”. Comienza el kraut. Ese ritmo itinerante, intenso y repetitivo. Repetitivo. Repetitivo. “Que no sé nada de ti”. Poco a poco la atmósfera se va saturando con sonido; el noise también tiene cabida en esta canción metamórfica. Una odisea melódica que culmina con una mutación completamente contraria a su inicio sosegado, —plácido—.
Después de un Romancero y una Fiesta, arriba la Ceremonia (Elefant Records, 2012), misma que promete no decepcionar y para la cual La Bien Querida seguro preparó sus mejores galas.
Queda disfrutar de los honores.
Por Alanis Moon