Pepe Mujica: un apasionado que cambió la manera de hacer política
El expresidente de Uruguay, José Mujica, recibirá este lunes el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México.
En su ya famoso discurso en la ONU sobre la globalización, José Mujica, “Pepe'“, como lo llaman conocidos y desconocidos que lo admiran, se ganó la admiración por su claridad y profundidad de ideas : “Prometemos una vida de derroche y despilfarro, que constituye una cuenta regresiva contra la naturaleza, y contra la humanidad como futuro. Civilización contra la sencillez, contra la sobriedad, contra todos los ciclos naturales, pero lo peor, civilización contra la libertad que supone tiempo para vivir, las relaciones humanas, amor, amistad, aventura, solidaridad, familia.”
Estas palabras podrían sonar huecas o a politiquería en palabras de casi cualquier otro gobernante, pero no en la voz de Mujica, quien vive junto a su esposa en Rincón del Cerro, Uruguay, en una casa sencilla, con un huerto y una pequeña granja de la que ambos obtienen sus propios alimentos.
Para el exmandatario “más pobre del mundo”, la democracia no es perfecta ni es inocente, sino la mejor porquería que “hemos podido inventar”. “Cierto que es mucho mejor que cualquier otra forma de dictadura, pero no es perfecta. Tiene mucha injusticia en su maleta”, afirmó Mujica.
Bajo su liderazgo, la pobreza en Uruguay descendió a mínimos históricos, y la economía y la inversión extranjera crecieron. Entre sus logros como presidente destacan el hecho de que se legalizó el matrimonio homosexual, el aborto bajo circunstancias específicas, y la venta de marihuana en farmacias del gobierno para robarles de esa forma ingresos al narcotráfico y financiar con ello programas sociales.
Con un pasado político a sus espaldas de más de 30 años, que incluye sus años como guerrillero, seis balazos, y 15 años en prisión, Mujica a sus más de 80 años expresa con ímpetu y sencillez muchos de los males que sufre nuestro mundo.
En una entrevista realizada por la periodista Carmen Aristegui en 2014, a quien recibió en su casa, Mujica aseguró: “no soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”.
Para él, los presidentes “tienen que vivir como vive la mayoría, y no como vive la minoría”, y se muestra contundente cuando dice que “a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política; son un peligro”.
Sostiene que “la política es la lucha por la felicidad de todos”, pero cree que las repúblicas de hoy “se han desviado hace mucho tiempo”.
“Las repúblicas vinieron al mundo para decirle no a la monarquía, y a los méritos de sangre y suscribir que los hombres básicamente somos iguales… pero si los otros se desvían de la esencia del republicanismo, yo no tengo la culpa”, dice. “El staff que rodea a lso presidentes remeda a la vieja corte”.
“El presidente es un funcionario que eligió la gente para un momento y una etapa, nadie es más que nadie”, afirma.
“Para los que les gusta mucho la plata, para los que no puedan vivir sin el horizonte de ser rico, para aquellos que creen que la felicidad humana es acumular dinero, hay que echarlos de la política”, se ha vuelto una de las frases que más eco ha tenido en los discursos que el expresidente uruguayo sostiene en los lugares alrededor del mundo a los que es invitado para dar conferencias.
Esta tarde, Pepe Mujica, el guerrillero, el expresidente, el soñador y el hombre austero, todos, pisarán la Ibero dentro del cuerpo de uno de los uruguayos más reconocidos en el orbe para recibir un merecido reconocimiento.