Hell & Heaven Fest: crónica del sábado 5 de mayo
Fotografía por Misael Garrido
Tras un cierre espectacular el viernes, había aún mucho qué ver al día siguiente. En esta ocasión los honores inaugurales corrieron a cargo de Tulkas de Querétaro (ya con una asistencia considerable para ser la primera banda de la jornada); y los canadienses Deadly Apples, que regresan tras una participación en el Knotfest del año pasado. Abriendo el Hell Stage estuvo Tanus, parte del contingente local, y quienes en apenas cuatro años de carrera ya forman parte de los festivales más importantes de la escena. En el Alternative Stage se presentaba Zoviet, banda con apenas un año de vida oficial pero que ya ha logrado un público considerable. A las 2 S7N tomaron el escenario Heaven, a quienes hace apenas dos semanas tuvimos la oportunidad de recibir en Apparatus y que sin duda dieron lo que habían prometido durante esa visita: puro rock con huevos, y el personal se dejó llevar.
Después de S7N había que aprovechar la visita de Disidente, que están a punto de cumplir 20 años dándole. Aunque sólo tuvieron media hora, su set tuvo muchos puntos altos entre los que destacaron “Aullido” y “Escala De Violencia”. Muy buena manera de calentar para seguir en ese escenario con Los Viejos. Este power duo (con énfasis en el power) de verdad sacan la casta de la vieja escuela, y el público del Alternative Stage no se quedaba atrás, cuando armaron uno de los mejores muros de la muerte del fin de semana.
Poco antes de eso, claro, tocó el turno a unas de las precursoras del movimiento Riot Grrrl: L7. Donita Sparks, Suzi Gardner, Jennifer Finch y Demetra Plakas ya se habían ganado a gran parte del público desde el anuncio de su participación en el Hell & Heaven, y su presentación sólo consolidó su posición en el Panteón del rock pesado. Por mucho que su nuevo sencillo “I Came Back To Bitch” lo diga, se nota que no sólo regresaron para quejarse si no para seguir rompiéndola en cualquier escenario que pisen.
Skindred fue una sorpresa con su mezcla de heavy metal con toques de reggae y hardcore, y el vocalista Benji Webbe se ganó al público al alentarlos a agitar sus playeras en el aire. Después a ver un poco a los alemanes de Tankard, quienes promocionan One Foot In The Grave que salió el año pasado, y una recopilación con lo mejor de su carrera, lanzada apenas en enero de este año. Una muy necesaria dosis de thrash, y sin duda muchos abajo del escenario estaban en el humor perfecto para escuchar sus himnos a la bebida.
Tras esa dosis de diversión, Brujería tomó el True Metal Stage por asalto. Como mencionamos en una nota anterior, a Brujería le tomó más de 15 años visitar la Ciudad de México por primera vez, pero ha partir de ahí hemos tenido la fortuna de recibirlos en diferentes escenarios. Una de las bandas más coreadas desde la introducción de “Brujerizmo”, pasando por los clásicos “La Migra” y “Matando Güeros”. Parecía que el set iba a ser dominado por las voces de Juan Brujo y El Sangrón, pero por fin aparecería la Bruja Encabronada para su dueto en “Bruja”. Por supuesto los gritos de “Fuck Donald Trump” no se hicieron esperar, incitados por la propia banda, quienes también aprovecharon para pedir que alguien les rolara mota.
Mientras esto ocurría, en los escenarios principales se presentaban Gojira – de quienes sólo se escuchaban buenas críticas – y Marilyn Manson – cuya relación con México parecería ser un tanto agridulce en cuanto a los incidentes que ocurren en sus presentaciones. En esta ocasión, su show se vio plagado por incontables fallas en el audio: veces en las que no se escuchaba la voz o las guitarras pasaban desapercibidas. Aún así Manson sólo cortó su set por diez minutos y entregó un show en el que los asistentes cantaban con la misma emoción que como si estuvieran escuchando un sonido perfecto del escenario.
En el True Metal Stage era el turno de GWAR, quienes llegaban al centro del país por primera vez en sus casi 35 años de carrera. Los herederos del shock rock y la teatralidad dejaron sangre y sudor en el escenario, literalmente. Su show inició con la decapitación de un miembro del clero, de cuyo cuello brotaba un chorro de sangre que bañó a quienes estaban delante del escenario. Blothar, Jizmak De Gusha y Beefcake The Mighty dieron un show espectacular, pero Pustulus Maximus en definitiva se muestra como uno de los guitarristas menos valorados en el metal, con una técnica impresionante. Con más gritos de “Fuck Donald Trump!” destriparon una botarga con su imagen, y el baño de sangre continuó, así como con la muerte de Sawborg Destructo. Si de dar un espectáculo hablamos, GWAR se llevaron el festival, sin duda.
En ese mismo escenario, después de una profunda limpieza, siguió Overkill, quienes sacaron el año pasado uno de los mejores discos del año: Grinding Wheel. Para muchos Megadeth era imperdible, pero para otros había una deuda que saldar con uno de los shows más esperados luego de que se cancelara su presentación en septiembre del año pasado: Tenacious D. Jack Black y Kyle Gass se encargaron de cerrar el Alternative Stage, y si hay una banda a la que le haya quedado chico el escenario, es esta. Canciones tributo a Ronnie James Dio, disculpas por Donald Trump, y uno de los mejores duetos de guitarras acústicas en el metal, todo aderezado con lo que mejor podría describirse como un show de comedia de parte de Jack Black hicieron que valiera la pena la espera.
Triste que Tenacious D se empalmara con Judas Priest, se tuvo que abandonar a Black y Gass para rendir pleitesía a los Dioses del Metal. Por alguna razón no deja de parecer que esta gira pueda ser una despedida no anunciada, algo que no se concretó en 2012. Pero quizá con el retiro de K. K. Downing entonces y la imposibilidad de Glenn Tipton de salir de gira, sí se puede sentir que Judas Priest ha perdido gran parte de su esencia en vivo. Esto no quiere decir que Richie Faulkner y Andy Sneap no hagan un excelente trabajo en clásicos como “Tyrant” o “Painkiller”, y por supuesto el material del Firepower – en el que Sneap participó en la producción, así como en la mezcla y como ingeniero. Un set que deja claro que ya sea que saquen un disco en 2018, los temas pueden ir de la mano con canciones de hace más de 40 años.
Para cerrar la edición de este año del Hell & Heaven, el Príncipe de las Tinieblas regresó a nuestro país luego de diez años (como solista) para despedirse de los escenarios. Apenas en noviembre de 2016 habíamos sido testigos de la despedida de Black Sabbath y ahora llegaba el turno del incansable frontman a sus 70 años de edad. Lejos ya del fantasma que muchos recuerdan tras la imagen que nos dejó con su reality show, y rodeado de amigos y músicos veteranos, Ozzy Osbourne nos regaló un recorrido por sus obras más emblemáticas – desde Sabbath hasta el álbum Ozzmosis. Por supuesto fue increíble ver la química y la dinámica que tienen Osbourne y Zakk Wylde en el escenario, y queda claro por qué fue él quien sustituyó a Randy Rhoads – podría no parecerlo por la imagen de tipo rudo que Wylde ha construido a lo largo de tantos años, pero el carisma y la calidez se nota desde cualquier parte en que se haya visto esta despedida. No se podría hablar de UN punto más alto en el set de Ozzy Osbourne, pues todo fue la cresta de una ola de la que no nos hemos podido bajar. No nos queda más que agradecer a Ozzy por todo lo que nos dio estos 50 años, y atesorar la despedida.
Jorge Hermosillo a veces tuitea en @nose_quemadres, y pone música rifada en Apparatus.