Fuera de Campo: #5 Frank Ribéry: Un Monstruo Imparable"

“Soy un jugador al que le encanta tener cierta libertad sobre

 el terreno de juego. Especialmente en ataque necesito

estar absolutamente libre, porque corro y me muevo mucho.

Dónde mejor me encuentro es por la banda izquierda”.

Franck Ribéry.

 

Es el 13 de enero de 2014, la cámara enfoca a los 3 candidatos a ganar el Balón de Oro de 2013, Cristiano Ronaldo, Lionel Messi y Franck Ribéry, están elegantemente vestidos, serios y en espera de la decisión final. A excepción del 7 francés que voltea y le sonríe a su esposa, los otros dos futbolistas se mantienen serios y expectantes. Pelé abre el sobre y anuncia al ganador: Cristiano Ronaldo. La sonrisa del extremo izquierdo ha desaparecido pero hay que guardar las apariencias, Ribéry aplaude y el ganador sube al estrado, no hay nada más que decir…

Ribéry vuela por la banda izquierda, recupera un balón en propio campo, corre, le pegan, se levanta y sigue corriendo. El árbitro marca la falta pero Ribéry no es de los que se tira como muchos piscineros, los golpes que recibe en el campo en nada se comparan con los que le ha dado la vida. Ribéry pide el balón, finta, se quita a un defensa, a otro, entra al área, cambia de perfil, gol. En el Bayer de Heynckes mientras más rápido seas, más pronto serás inmortal. El 7 cambia de banda con Robben y su habilidad de disparo con ambas piernas, no les da oportunidad a las defensas rivales. El balón les pasa por los costados, por arriba, por en medio de las piernas.

Ribéry está desencajado, atrás quedaron los comentarios de que en su vitrina, su mujer le había hecho un espacio para el balón de oro que coronaría un gran año con el Bayer, ese del triplete. En las votaciones de los capitanes y técnicos ni siquiera fue segundo y el tercer lugar parece poco después de que la UEFA, le diera el premio de mejor futbolista de Europa de 2013. A veces, el futbol no es justo y los mediáticos siempre ganan.

El Tony Montana francés silencia rivales, entrenadores y estadios completos. Una sola jugada de él puede cambiar el rumbo de un partido, porque a Ribéry no le duelen los golpes, codazos, patadas, barridas y todo eso que los canallas hacen, en los intentos fallidos por detenerle. Qué se le puede hacer a alguien que a los 2 años de edad, sufrió el accidente que le marcó la cara de por vida. Ribéry no se intimida en la cancha y, cuando considera que su adversario fue malintencionado, se levanta y lo encara, lo amenaza y lo intimida. Muy pocos le retienen el duelo, ni siquiera sus compañeros se arriesgan, que importa salir expulsado una vez más.

Zinedine Zidane siempre dijo que era la “joya del futbol francés” y, sin recato, mencionó que era su favorito para ganar el Balón de Oro por todo lo que jugó e hizo jugar. Ribéry mencionó que al aumentar 14 días más la votación, todo se volvía una vergüenza. Parecía que los votos pararían en el momento en que CR7 ganará aunque fuera por un voto. Platini también mostró su molestia, la victoria del portugués no le quedó clara y habló de injusticia para un jugador que había ganado todo y que no sólo marcó goles.

El francés anotó su primer gol en la selección contra España en los octavos de final del Mundial de 2006. En una jugada que pronto se volvería clásica para su juego, Ribéry le ganó las espaldas a Puyol y a Pernía, corrió solo por el centro del campo para enfrentar a Casillas y con un amague, Caracortada se quitó al portero y definió suave para empatar el partido antes del medio tiempo. Los Bleus ganaron 3-1.

Pretendido por Florentino Pérez, Román Abramóvich y hasta por Joan Laporta aunque lo niegue, Ribéry fue uno de tantos jugadores a los que el cuadro merengue ha alborotado a lo largo de su historia, sin saber que su mejor futuro estaba en Múnich. El Bayer tazó su ficha en 94 millones de Euros en aquel verano de 2009, los mismos que el Madrid pagó por Cristiano Ronaldo, haciendo imposible la transacción.

Con Benzema se entiende de maravilla en el campo y las combinaciones y movimientos que hagan entre ambos, serán fundamentales en el ataque francés. Atrás quedó la acusación de haber solicitado los servicios de una prostituta menor de edad y en sus mentes sólo habrá futbol. Hoy son nuevos tiempos para el jugador que, por amor, se convirtió al islam con el nombre de Bilal Yusuf Mohammed.

Abandonado al nacer en un convento, tildado de monstruo y re-nombrado Quasimodo por su aspecto cuando niño, Ribéry no la tuvo fácil. Fue expulsado de la escuela de formación del Lille por ser mal estudiante y escaparse de noche, deambuló por equipos humildes antes de llegar al Metz y después al Galatasaray donde deslumbró en tan sólo 14 partidos. Decidió marcharse al OM francés porque en Turquía no le pagaban. A su apodo actual venido de sus cicatrices, nada pudo detenerle, ni siquiera el año de su nacimiento (1983) en el que se estrenó la película Scarface. Hoy en día se le sigue considerando un “monstruo” pero ya no por su aspecto, sino por ser uno de esos cracks que con sus jugadas y movimientos, espanta a cualquier defensa rival.

Por: Irad León                        @IradLeon

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