Festival Internacional de Cine de Morelia. Día 5

Texto por Miguel Valdivia  

El equipo de las ligas mayores de Ibero 90.9 llegó, y con ellos el sol, pues desde el primer día la lluvia en mucha o poca cantidad no paró.

Mi día, por primera vez en el festival, empezó tarde y estuvo coronado por tres películas de la selección de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes y Close Up, un interesante ejercicio cinematográfico por parte del invitado de honor: Abbas Kiarostami.

No quiero hablar de Augustine, cinta francesa de Alice Winocour, pues no tengo nada que decir, y con dos películas tan buenas como Ha-Mashghim y Los Salvajes prefiero enfocarme en ellas.

Ha-Mashghim retrata a Israel de una manera que yo nunca la había visto. Tres amigos judíos obsesionados con sus costumbres, dedican sus tardes a controlar que todo en el barrio corra de acuerdo a las reglas de su religión a partir de golpes y amenazas, mientras se la pasan bomba con drogas y música electrónica hecha para alabar a Dios. Lo que me gustó de esta película es que cuestiona la moral dentro del mundo religioso, tiene personajes muy bien armados y es una sumergida a un mundo del cual no tengo idea qué tan parecido sea con la realidad en Israel, algo que encuentro sin importancia, ya que su argumento puede ser aplicado a cualquier país o religión.

Lo importante no es escapar, sino lo que viene después. Los Salvajes es una belleza de película, punto. La Ópera Prima del argentino Alejandro Fadel, mejor conocido por su trabajo como guionista, es muy ambiciosa por la naturaleza de la historia, donde cinco jóvenes salen de la cárcel, pero se centra en lo que viven al cruzar un sierra, camino a sus casas. Fadel lo explicó como nadie más lo pudo haber hecho basándose en las palabras de Sergei Eisenstein, opuso dos cosas distintas (la paz con la agresión) para ver el resultado, el cual es maravilloso, que además cuenta con una penúltima secuencia que me apretó el pecho y no me dejó respirar. Si de mí hubiera dependido, habría sido la ganadora en la Semana de la Crítica con una mano en la cintura.

Por último vi Close Up, una película de 1990 a la que le daré el pretencioso adjetivo de vanguardista. En esta cinta, el señor Kiarostami nos narra un evento real: un fraude en el que un don nadie se hizo pasar por Mohsen Makhmalbaf, un reconocido director de cine, para estafar a una familia. Ahora, la historia creo que acaba dando lo mismo cuando logras lo que Kiarostami hizo, ya que es un documental que a la vez es una ficción basada en un caso real; es decir, después de tener el juicio real retratado en el celuloide, el director iraní convenció a las personas involucradas de interpretarse a sí mismas para poder recrear los eventos anteriores al juicio y darle una forma visual a la historia. Es cine, dentro del cine, dentro del cine; Christopher Nolan, te amo, pero Inception se ha visto corta.

Y ya en la noche, el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) se aventó una fiesta de aquellas, pero de ésa no les cuenta nada, sólo se las presumo. Lo siento, no me lo tomen a mal, pero no es como que me guste exponerme al ridículo.

Dabid @ FICM

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