Texto por Miguel Valdivia
Después de miles de metros de celuloide, fotos, pláticas, caminatas, comer horrible, celebridades, no tan celebridades, fiestas, lluvia, sol... puedo decir tristemente que esto ha llegado a su fin.
En esta semana vi la módica cantidad de 30 películas, fui a cuatro conferencias, seis fiestas, conocí gente increíble, dormí poco y puedo decir con toda seguridad que ha sido de las mejores semanas que he vivido.
El último día se trató de descansar, estar con los amigos y gozar de Morelia, de su clima y su comida por primera vez en la semana.
Como estuve reportando, hubo la ya clásica competencia entre películas mexicanas, donde el premio del público se lo llevó I Hate Love, la cinta a la que yo le tiraba por ganadora del premio mayor, pero éste lo obtuvo para gusto de unos y no tanto para otros, No quiero dormir sola de Natalia Beristain.
La película que se encargó de cerrar el décimo año de celebrar el cine por parte de Morelia fue Moonrise Kingdom, el más reciente filme de Wes Anderson, y de la mejor manera que puedo describirlo es diciendo que es estúpidamente bonito. Cada plano es cuidado hasta el último detalle, no hay una sola pieza de utilería que aparezca en pantalla deliberadamente, todo está en su lugar porque es donde debe de estar. Las actuaciones son bien logradas, llegan a traer a la vida y a hacernos preocupar por personajes que viven una vida bastante absurda con una historia de la que sólo te puedes enamorar. Lo único en contra que tengo que decir es que la cinta se siente pesada por el ritmo tan lento que tiene, logrado gracias a los planos largos y monótonos propios de Anderson, pero con todo y todo, en ningún momento cansa. Creo que con esta película termina por definir su estilo, y del poco cine que he visto de este autor, ha sido lo que más he gozado.
De esta manera me despido de ti Morelia, de tus calles y muros de piedra, de ver cinco películas al día y de tus largas noches, pues nena, es tiempo de que vuelva a casa.