Por Leo Moreno (@protopeople)
La noche del miércoles 12 de mayo, el escenario del Auditorio Blackberry recibió a uno de los representantes más importantes de la música electrónica actual en el mundo, Four Tet. Nacido Kieran Hebden en Londres, Inglaterra, este visionario rompe-reglas llegó a boca de todos con Rounds (Domino Records, 2003), su tercer trabajo de estudio, con el que sorprendió con una nueva forma de aproximarse a la electrónica. Dos años después, con el álbum Everything Ecstatic (Domino Records, 2005) se consolidó como un mastermind de la era musical digital. Giras, phoners, entrevistas plagaron su agenda durante varios años, llevándolo poco a poco a cuestionarse sobre la importancia de los esfuerzos de promoción de las disqueras. Con el lanzamiento de There Is Love In You (Domino Records, 2010), decidió simplificar su vida y dedicarse únicamente a lo que realmente le interesa: hacer música y convivir con sus hijos. No más prensa, no más sellos. Sus siguientes esfuerzos, Pink (2012), Beautiful Rewind (2013) y el más reciente Morning/Evening (2015) fueron lanzados por su propio sello, Text Records, en un ambiente más relajado y de control absoluto para sus intereses.
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Del minimalismo a un experimentalismo barroco y lleno de elementos, hasta su etapa club, Four Tet ha moldeado sonidos usando y abusando de samples que, debido a una minuciosa producción, son irreconocibles en su mayoría. Ha sido catalogado de muchas formas a través de los años: ambient, noise, new jazz, IDM, folktronica, e incluso house. Pero definir su sonido es algo que se antoja complejo, debido al mash up de influencias que forman parte de su arte. Sus piezas son siempre cerebrales, obras que apelan al intelecto y que transportan al escucha a un reino digital abrumadoramente emocional. Con el paso del tiempo, su visión y trabajo se han vuelto más interesantes, con un horizonte musical que se expande constantemente.
Ha colaborado con artistas de una calidad indudable. De Steve Reid a Jamie XX, de Omar Souleyman a Thom Yorke, y de Roots Manuva a Timo Maas. La versatilidad del británico es innegable. Este es un artista que va y viene entre diversos géneros musicales, danza con unos y redescubre otros, creando música única y altamente emocional. Para él, la música es terapéutica, y esto es algo que puede sentirse en sus tonalidades exquisitas y misteriosas. Su nombre viene de la palabra quartet, debido a su gran interés y amor por los cuartetos de new jazz. Dentro de su obra podemos encontrar un sentimiento ecléctico, un sin fin de emociones muy humanas a partir de lo digital; un tributo a la música que desde pequeño lo marcó. Como DJ residente en el club Plastic People comenzó su interés por el dancefloor, tocando con base 4/4, una experiencia más estándar que sus trabajos previos, y que sigue formando parte de sus sets en vivos al momento.
FOUR TET BOILER ROOM DJ SET
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Ben UFO fue el encargado de abrir la noche en el escenario, con poco más de una hora y media de un set que fue calentando poco a poco, conforme el venue seguía recibiendo gente. Este es uno de los DJs más influyentes del Reino Unido conocido por esa búsqueda de lo diferente, un explorador del audio. Hoy es referencia en el circuito internacional de la electrónica, y pudimos ver por qué. El ambiente se mostraba un poco frío al inicio, pero conforme pasaban los minutos tanto el volumen como la cantidad de gente aumentaban consistentemente. Sus tendencias experimentales atraparon la atención de todos y algunos atisbos de sus orígenes como DJ de dubstep, house y garage emocionaron al público.
Con el Auditorio BlackBerry a reventar, Four Tet hizo su aparición en el escenario, tomando la batuta de parte de Ben UFO. Con una gran ovación de los asistentes, arrancó con “Parallel Jalebi” del álbum Beautiful Rewind (Text Records, 2013), para después revisitar por más de dos horas diversas versiones de su trabajo. El montaje en el escenario era sencillo, con una pantalla, una instalación de luces e iluminación que dejaban ver muy poco del rostro del artista. Los beats inundaron el venue y el movimiento corporal provocó un aumento considerable en la temperatura. Misteriosamente, Hebden manipulaba botones, knobs y niveles en un set de equipamiento muy básico, como suele ser su costumbre. El ambiente antistar que exuda el artista era muy tangible desde su salida al escenario, su comportamiento en el mismo y la prohibición de usar flash. Incluso cuando en el público alguien tiraba una foto con luz, personal de seguridad se acercaba para evitarlo por consideración al artista. Y es que este es un personaje a quien no le importa la opinión de la crítica. Sonidos reconstruidos del Morning/Evening, pasajes del Beautiful Rewind y momentos más reconocibles como “Love cry” generaron aplausos y expectativa por ver qué más traía bajo la manga el productor británico. Después de más de una hora, el dancefloor se encendió cuando el set entró en un momento clubbing, que fue muy apreciado por todos los presentes. El sudor comenzó a correr rápido, al igual que la cerveza y el fuerte olor a marihuana. Si las drogas sintetizadas tuvieran olor, habrían opacado cualquier otra esencia.
Las texturas provocadoras y los breakbeats que de pronto parecen romperte la espalda continuaban sin parar generando un momentum místico, totalmente impredecible. Es impresionante todo lo que dice Hebden con su estilo: te lleva de la mano durante unos minutos, para después sorprenderte con un giro auditivo inesperado, mismo que retoma con delicadeza como si se tratara de un recién nacido. Lo toma en sus brazos, lo alimenta y lo ve crecer frente a nosotros que, expectantes, esperamos ese momento de rush cuando el beat sube y se mantiene, para entonces explotar en movimiento. Pero no sucede siempre. A veces esa tonada madura para reventar, a veces se ahoga a sí misma en una extraña mezcla de sonidos. Esto es lo fascinante de Four Tet. Caminas a ciegas por el sendero que plantea, pero con el mejor guía que puedes tener. Sucede tanto y comunica tanto, que la emoción llena tus oídos. Es imposible quedarse indiferente. Algún twist del sonido, sampleo o reverberación te conecta, y tiene algo que ver contigo, con tu historia.
“A ver a qué hora deja de tocar mamadas. Ese güey tiene una musicototota”, decía alguien en el mezzanine del auditorio, mientras adentro la música basada en el 4/4 sonaba con firmeza. Podemos deducir entonces que algunos puristas no aprueban esta faceta de Four Tet, sin embargo el suelo retumbaba a momentos con esta parte del set más bailable. Y ahí adentro, nadie parecía tener un problema con ello. Así continuó un buen rato más, hasta que invitó de vuelta al escenario a Ben UFO, y a dueto exprimieron la energía de todos hasta altas horas de la madrugada.
Para Four Tet, el juego de la fama no es importante. Este es un músico imprescindible en lo que respecta a honestidad y autenticidad, más allá de las luces de los flashes y de lo que se supone que un artista reconocido debe ser. Es importante que existan en la escena actual performers de este calibre, librepensadores y vanguardistas, que hacen a un lado lo vano, lo empujan lejos, pero hacen suyo al público. Sin poses. La música es el discurso.