Por Walter Ávila
El cartón, la madera y la hojalata confinan el espacio destinado al vicio. El polvo se levanta conforme a los firmes pasos de slow drag. Del denso humo de cigarro emergen dos siluetas, la rocola se detiene cuando los contornos se hacen nítidos: dos blancos ascienden al escenario.
La audiencia, únicamente conformada por afroamericanos, queda perpleja ante el ruido proveniente del amplificador. Un gemido desesperado se mete en los poros de la multitud mientras desgarra las frágiles paredes de madera, el techo de hojalata palpita al compás del bombo: el juke joint sobrevive, el silencio está muerto.
Chulahoma: The Songs Of Junior Kimbrough (Fat Possum, 2006) revive la atmósfera de Junior Kimbrough, ídolo musical de Dan Auerbach y Patrick Carney, conocidos como The Black Keys. El título del EP es nativo de Mississippi, comunidad en donde Kimbrough era dueño de un Juke Joint. Su influencia en los Keys se hace presente desde sus comienzos: “Do the Rump” en su primer álbum (The Big Come Up, 2002) y “Everywhere I Go” en el segundo (Thickfreakness, 2003).
Fue en 2006, cuando los originarios de Ohio honraron a su ídolo con seis canciones, que más que interpretaciones, son los aullidos de Junior encapsulados en 27:39 minutos que subliman el alma a lo más alto de la notas de un blues sucio.
https://www.youtube.com/watch?v=789hicMCwVU
Un rasgueo crudo y seductor perturba el silencio para establecer el tono de lo que está por venir. “Keep Your Hands off Her” inaugura la obra con un paulatino ritmo que funde la afligida voz de Auerbach con fluidos riffs mientras Carney, desde un segundo plano, mantiene un ritmo constante y pavimenta la escena para que la música pueda pisotear los oídos.
https://www.youtube.com/watch?v=BRszLFn34-U
El clímax del álbum es una antítesis de los aplastantes y feroces rugidos. “Meet Me in the City” dulcifica el aire con una ternura melódica que neutraliza el jadeo provocado por un incesante pulso.
El cierre del álbum es la cereza del pastel, mejor aún, la aguja en la orilla de un vinilo, una canción extra en la que Mildred Washington, concubina de Junior, confirma a través de una grabación lo fiel del sonido de los Keys al estilo original. Curiosamente sería el último EP de la banda con Fat Possum, misma disquera que representaba a Kimbrough.
Hace una década, los Black Keys tocaban como cualquier rock band en bares, teatros y clubes. De vez en cuando hacían giras en Estados Unidos en una minivan de "mamá ochentera". Los suburbios eran sus lugares predilectos y en ocasiones abrían conciertos para Radiohead.
Su evolución ha sido como la de un sirloin: de blues crudo a cocido. Su primer EP es su carta de presentación ante un mundo dominado por los sintetizadores y el pop comercial.
Chulahoma representa los indomables inicios del dúo, un blues golpeador que se asemeja al abrazo de una tía encimosa: tosco, desmedido, vigoroso, áspero, el cual no disfrutas la primera vez, hasta recapacitar que nadie irradia tanto frenesí.
De entre la nube de tabaco, los dos blancos sacan la casta y muestran su cariño por la audiencia afro, responsables de su imparable gusto por el blues.
https://www.youtube.com/watch?v=V_gvcxcyQMU