'Dye It Blonde' - Smith Westerns

(Fat Possum, 2010) Miles de bandas de adolescentes se juntan todos los fines de semana en un sótano para reinterpretar las canciones que más han marcado su existencia. Una vez que han perfeccionado el arte del cover, si es que llegan a hacerlo, proceden a componer un par de canciones de su autoría para tocarlas hasta el cansancio en fiestecillas de la colonia. Después, llega el momento de separarse, ir a la universidad y sentar cabeza. El sueño de los escenarios y las disqueras trasnacionales queda arrumbado junto a los pedales y demás aditamentos que costaron meses de sueldos-de-papá. Smith Westerns sonaban a eso, y sin embargo, siguen en el juego.

Pudieron superar los demos lastimeros que cualquier novato haría y aprendieron a crear un pop dulce y efervescente en su segundo disco, Dye It Blonde (sí, en castellano Tíñelo de Rubio). Esta banda adolescente ha optado por subirse al ya sobrevendido vagón del lo-fi (Best Coast, WAVVES, Crocodiles), pero sus juguetones riffs de guitarra los hacen brillar entre el montón: su primer sencillo, “Weekend”, combina estos acordes hiperactivos con un gancho veraniego y letras honestas: “Weekends are never fun / Unless you’re around here too”. Las personas que escogen la música para Billabong o Roxy seguro ya le echaron el ojo para acompañar la venta de bermudas y flip-flops. Smith Westerns no pretenden apantallar con temas como las revelaciones astrales (en el dancefloor) o la guerra en Afganistán; sólo quieren cantar sobre lo poco que conocen, y si es posible, conseguir chicas con frases adorablemente empalagosas: “Yeah, it’s a waste of time / But the sun still shines and it shines for you”. Cuando les preguntan la razón por la que quieren seguir haciendo música, contestan sin miedo a confesar: "dejar de trabajar, chicas, drogas y cerveza gratis y sacar de la basura a la escena musical de Chicago".

El despreocupado e inofensivo rock ‘n’ roll de los años sesenta se asoma en temas como “Only You” y “End of the Night”. El tema central del álbum, “Fallen In Love”, podría ser un track de los Beach Boys grabado en GarageBand. En “Still New”, Dye It Blonde entra en el territorio del shoegaze. Pero en la totalidad del disco, las guitarras aullantes pasan de refrescar los oídos a ser tan molestas como una construcción en domingo. El álbum en su totalidad termina por saturar, sin embargo, las piezas se salvan cuando son escuchadas por sí solas. Al fin y al cabo, ¿quién realmente escucha un álbum completo?

El disco acaba con “Dye the World”, y nos queda claro que, aún para los que viven en Chicago, California está de moda. Para los que vivimos en ciudades grises, la música de Smith Westerns -así como toda esta ola hedonista- funciona como un poco de tinte rubio para imaginarnos que somos parte del círculo de amigos de una banda californiana. Con Smith Westerns, no queda más qué buscarle.

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