Lo sentimos, chicas; no es que nuestro amado Devendra Banhart se esté divorciando de su esposa y le haya dedicado ese sonoro Mala que titula su nuevo disco (y que por tanto, vuelva a estar libre cual pajarillo). Al contrario. Y es que a pesar que en el trabajo que verá la luz el 12 de marzo y que ya se puede escuchar en streaming haya cortes en español como “Mi Negrita”, el Mala del título es tan serbio como su chica, y no tiene nada de reproche: significa cariñosamente “pequeña”. Así pues, “mala” suerte para sus seguidoras, tendremos que conformarnos con sus canciones (que no son poco).
El músico de origen venezolano, que no había publicado nuevo material desde el 2009 con What Will We Be, abre su nuevo trabajo con “Golden Girls”; en ella, unos bajos de corte grueso nos impelen a un “dance floor” que se adorna con metales y cuerdas de fondo; mientras que perfeccionando su sonido y volviendo a sus orígenes nos ofrece un “Daniel” que nos remite al azúcar de “Close To You” de The Carpenters (ya sabemos lo hippie que puede ponerse Devendra).
“Für Hildegard von Bingen”, uno de los cortes que ya se habían avanzado de Mala, presenta una producción hipercuidada con ritmos metálicos y toques de sintetizador ochentero, combinados con elaborados coros; otro de los ya conocidos, “Never Seen Such Good Things”, nos devuelve al compositor más folk vestido de detalles freakos (¿son unas burbujas y unos timbales marciales lo que oímos de fondo?). Una melodía buenrollista, californiana y con un punto cósmico se da de la mano con lo bonito del título, demostrando que el músico se sigue sintiendo bien en su piel (en la misma línea se mueve “Won’t You Come Over”); y por si eso no fuera suficiente, en “My Petting Duck” crea un dueto con su esposa, como en los mejores tiempos del doo woop de los 50, matizando no obstante tanto candor gracias a un final que se torna en techno ochentero alemán (tanto en género como en idioma). No en vano, la rola se nos va a los 6 minutos de duración, más que suficientes para trazar un salto estilístico – temporal de 30 años.
Pero como no todo podía ser sol, flores y surf, el creador de “Just Like a Child” añade al álbum voces reverberadas, cuerdas opresivas y líricas pesadas gracias a “A Gain”, corte que nos recuerda a la Velvet más densa; y cuerdas melancólicas en “The Ballad of Keenan Milton”, rola instrumental de espectro country y hermosa factura clásica.
Eso sí, cuando hay que cantar en Panamérika agradecemos a los que no se olvidan de su idioma materno; por mucho peso anglosajón que arrastre Banhart, sigue declarando que “en español puedo tener más flexibilidad, meterme más en el sonido de las palabras, me puedo divertir más”, e incluso ser “más autobiográfico”. Por eso nos quedamos con “Mi Negrita”, tema de aires españoles en su guitarra, dulce seseo en la letra y coros cubanos que elogian la belleza oscura y a pleno sol. “Mi amor no tiene esperanza, aunque te esperará”, nos canta nuestro barbudo favorito: así nos gusta, Devendra. También nosotros te esperamos.