Desde el trayecto rumbo a Toluca, algo faltaba en el ambiente, o más bien, ambiente era lo que faltaba. Al principio, le atribuí esa sensación a una mañana de domingo como cualquier otra y luego a un clima nublado cuya única emoción radica en el suspenso sobre si saldrá el sol o no. De igual manera, ambas percepciones eran correctas.
Al llegar a los alrededores del Nemesio Diez, uno imagina encontrar el pandemónium que siempre se genera previo a los partidos del Deportivo Toluca en su Bombonera. Sin embargo, el panorama lució como el resto del domingo: desangelado. Las calles que circundan el Nemesio Diez, apenas mostraban aficionados esperando entrar, en la caravana de la Perra Brava sólo destellos de trompetas y tambores. ¿Será la incómoda calma previo a la tormenta?
Una vez que arrancó el partido, el ambiente denso desapareció por momentos y las llegadas eran inyecciones de adrenalina para el somnífero domingo.
Ya sin la pesadez inicial, Edgar Benítez se encargó de eliminar el recuerdo de la mañana e incluso, el sol se asomó en la cancha de la Bombonera y la locura se apoderó de su tribuna. Finalmente este domingo se veía a colores.
Viendo el cronómetro con mayor velocidad y tranquilidad, tanto Toluca como su afición, se despreocuparon por seguir generando y apenas volvieron del frenesí de la anotación, Luis Esqueda emparejó los cartones y el que parecía domingo rojo, se difuminó con una franja trasversal. Mientras no se tiña de gris, que ruede la pelota.
Ya en el segundo tiempo, otra de esas jugadas donde Twitter se inunda del “choteadísimo” HT de “#NoEraPenal” llevó al partido a su punto clímax. Todo lo que prosiguió fue en caída libre. La ironía se apoderó del juego. Ambos conjuntos parecían satisfechos con el empate con un trecho de partido por delante.
El árbitro sonó a la hora pactada su ocarina y tanto para Diablos como poblanos la salida fue como la mañana, como gran parte del partido y como su resultado: desangelado.
Omar García
@omarrgc