Internet se ha vuelto un vehículo para cometer delitos. De acuerdo con el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), México es el tercer país en realizar actos ilícitos en la red, entre los que destacan: los fraudes, las extorsiones, el robo de identidad, la difamación, la piratería y pornografía infantil, entre otros. Siendo los dos primeros los principales de ellos, de acuerdo con el ex jefe del departamento de Uso Ilícito de Internet de la Policía Federal, Eduardo Zepeda. La cuestión interesa no sólo porque la cantidad de internautas (que actualmente alcanzan los 40 millones) se ha multiplicado más del doble desde el 2006, sino también porque los crímenes informáticos han ido en ascenso. Tan sólo en los últimos cinco años, los fraudes en el sistema financiero han aumentado en un 30% y del 2008 al 2011 la policía cibernética atendió al menos 5 mil 582 denuncias de pornografía infantil. Asimismo, se registraron casos como el de Francisco Javier Solís, presunto culpable de una banda de extorsionadores, que adquirían los datos de sus víctimas a través de las redes sociales. Eduardo Zepeda atribuye el hecho a que “cada vez son menos los conocimientos técnicos que se requieren para realizar un ataque exitoso”.
Lo más grave de todo es que la mayoría de estos delitos permanecen impunes. Prueba de ello es que en el 2009 únicamente 10 presuntos ciber-delincuentes fueron detenidos y, a la fecha, sólo dos permanecen en prisión. “Esto se debe a que, en primer lugar, la gente que sufre delitos informáticos rara vez los denuncia y, en segundo, a que una vez que lo hacen, el sistema legal raramente logra dar con los responsables.” Esto último sucede más que nada porque las leyes que los penan no están unificadas y, por ende, el proceso de investigación y captura se complica todavía más.
La solución que se propone al problema va más allá de tratar de regular el Internet con leyes como SOPA o el Acuerdo multilateral Comercial contra la Falsificación (ACTA), como se está haciendo en otras partes del mundo. Según las recomendaciones de Eduardo “lo que realmente se debe hacer para disminuir los índices de crímenes cibernéticos es organizar campañas de prevención que instruyan a la sociedad sobre cómo evitarlos”. Sólo a través del conocimiento en torno a las violaciones a la ley que ocurren en la red, uno será capaz de eludirlas.