Electrónica espontánea desde Toronto: el quinto material de Holy Fuck

Electrónica espontánea desde Toronto: el quinto material de Holy Fuck

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“Los robots son más inteligentes que nunca, y el algoritmo sabe cada vez más lo que nos gusta como individuos. Tenemos que recordarnos que hay música en los márgenes que puede perderse y que esa música es más importante que nunca.”



Holy Fuck

Deleter (Last Gang Records, 2020) es el quinto álbum de Holy Fuck, la banda electrónica originaria de Toronto. En este nuevo esfuerzo, el uso de polirritmia en percusiones y sintetizadores con muchos efectos tienen un papel preponderante. Elementos psicodélicos y bailables con momentos de trance, largos e hipnotizantes, se fusionan en esta original propuesta, un trabajo que es el mejor logrado en su carrera desde sus inicios con su disco homónimo Holy Fuck (Dependent, 2005).

Desde krautrock hasta deephouse, en Deleter podemos escuchar una mezcla perfecta entre la percusión como motor y una atmósfera sintética viciada que tanto gusta a los clubbers. A lo largo de 42 minutos, esta placa nace, se cimienta y se edifica, bloque a bloque, pieza por pieza. Todo está perfectamente planeado         

El álbum abre con “Luxe”, pieza de más de seis minutos, lo que nos deja ver que los canadienses no tienen contemplaciones con el status quo, y que cuenta con una gran colaboración en la voz de Alexis Taylor de Hot Chip. Sintetizadores que se van construyendo beat a beat, que van creciendo juntos, desarrollándose junto a la voz de Taylor. Un foreplay sonoro que hasta el minuto 2:20 libera la tensión con la entrada en firme de las cajas y la apertura sónica de los sintetizadores. En la lírica, Taylor nos habla de un comienzo de cero en las relaciones humanas:    

“I want to scrap all of this
And start over again
I can't control these fits
Splitting hell and heaven
I'd like to scrap all of this
And start over again
De-harmonize our friendship again”

Le sigue “Deleters”, con la participación de Angus Andrew, fundador de la banda neoyorquina Liars. Dinamismo y sonidos sintetizados que también nos transportan hacia otra década, la de los ochenta, especialmente por el riff principal de bajo, que con sus ups and downs te invita a mover el cuerpo. El paneo de ciertos sonidos altos moviéndose de un lado a otro nos permite imaginar el espectro, la esfera sonora y la ubicación de cada sonido en dentro de la misma. Naturalmente, en la escucha con audifonos.       

“Endless”, nos ofrece más armonía. Este es un tema más melodioso, más accesible al oído. La caja de ritmos, constante tarolazo tras tarolazo, con breakbeat, marca una dinámica distinta a los tracks previos. Los teclados evocan un sentimiento de nostalgia, y marcan la narrativa sonora de la canción. 

Continúa “Free Gloss”, con la participación del músico, cantante y compositor australiano de rock psicodélico, y mejor conocido como el líder de Pond, Nicholas Allbrook. Este es un tema más ligero, de inmediato bailable y prendido, con teclados y bajos que hacen de esta la canción más orgánica de la placa, con la inclusión de sonidos que emulan guitarras. El neck poppin’ es inmediato desde el arranque de la rola.  

Holy Fuck es una banda que se creó con la intención de producir música electrónica moderna sin usar las típicas técnicas como looping, splicing y programming de este género musical. Brian Borcherdt y Graham Walsh se encargan de los teclados y efectos, Matt Schulz está en la batería y Matt McQuaid en el bajo. El cuarteto apunta hacia un sonido único, con algo de presencia de krautrock y deep house, en una combinación muy afortunada que genera una esencia de baile energético. Deleter es un álbum con una instrumentación impecable. 

“Moment”, el track número cinco del álbum rememora al trabajo del francés Pascal Arbez Nicolas, mejor conocido como Vitalic. Un tema más divertido, que podría funcionar incluso como OST de algún videojuego. Es imposible no escuchar a momentos también algo similar al estilo daftpunkiano, pero eso es más que natural, siendo la banda parte de una generación que creció con ello.  

Deleter es un trabajo que comunica espontaneidad, un triunfo creativo que elimina las fronteras entre diversos géneros en busca de ofrecer uno propio, por más difícil que parezca en esta época en la que no hay hilo negro por descubrir.  

“Near Mint” se inclina más hacia el kraut. De fina manufactura, nos remite al principio de la década de los noventa. Sonido vigoroso y persistente, que encuentra un descanso en el puente, con tonalidades esperanzadoras, un momento necesario para poder regresar a la narrativa inicial de la canción con la fuerza necesaria. La saturación de las voces dificulta comprender la lírica, algo común en los trabajos de la banda.    

“No Error”, un tema en el que puedes perderte a ti mismo y dejarte llevar por su propuesta poderosa. Los primeros 40 segundos podrían sonar a algunos de los trabajos de los norteamericanos Matmos, debido a los sonidos que parecen hablar, vocalizar, pero en realidad es instrumentación procesada. Desde su arranque, la rola sube y sube, con un bajo asertivo y distorsionado. 

Una catarsis sonora. Eso es Deleter, un trabajo recomendado para aquellos que se encuentran entre la electrónica y el rock, algo que podemos escuchar claramente en “San Sebastian” y “Ruby” los últimos tracks de la placa. 

Es difícil encontrarte con un trabajo musical que no tenga fallas o alguna crítica constructiva, pero existen. Y regularmente los presentamos en este espacio, álbumes que son casi perfectos, y digo casi porque nada en este mundo lo es. Pero con Deleter, los canadienses se acercan mucho. Electrónica con ansiedad y melancolía, con rock y propuesta experimental. Un disco con una variedad de estilos en la paleta de sonidos, con momentos oscuros y brutales también, pero con una propuesta clara y bien definida.

Escucha el análisis completo en vivo este domingo en punto de las 9 de la noche.

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