(Southern Fried, 2011) Es esa hora de la madrugada. Hay vasos, colillas y prendas en el suelo, las luces se encienden por completo y la música que sale de las bocinas es, en su peor caso, alguna balada ochentera para correr a los que todavía están de pie. ¿Cuál sería la razón para quedarse bailando cuando todos los demás se han ido?
Guillaume y Benalways, mentes detrás de The Shoes, fueron criados en las pistas de baile. Se adueñaron de éstas al comenzar como DJs, hasta que la labor de cambiar discos, mezclar y hacer remixes ocasionales no fue suficiente y quisieron crear su propio sonido. La cruzada emprendida para realizar ese sueño resultó exitosa gracias a favores devueltos y llamadas a amigos y músicos con los que habían trabajado antes. Esser, Primary I, Wave Machines y Cock'n'BullKid son algunos de los colaboradores en su debut Crack My Bones, en el cual, cada quien aporta su sello personal, lo que resulta en un trabajo variado y luminoso.
“Stay The Same” se encarga de inaugurar el disco al oponer ritmos alegres con letras existencialistas que hablan del tedio y de los dolores, tanto físicos como morales, que surgen después de una noche de fiesta. Esta fórmula de contrastes se repetirá a lo largo del álbum y lo dotará de un divertido sentido irónico.
Sobresale “People Movin”, el primer gran clímax del disco antes de que invadan los coros à la Yeasayer en “Wastin’ Time”, canción que recuerda que en la vida, más allá del baile, existen esos momentos en los que se derramen lágrimas ante las decisiones erróneas.
Sin embargo, no todo en esta vida es azote. Para probarlo, está “Time to Dance”, una canción que podría pertenecer al soundtrack de Flashdance, que pondrá a bailar al tipo que siempre se queda sentado con la cara larga. La fiesta está en su punto máximo y es ahí cuando “Cliché” pone el toque femenino, con un guiño al electroclash y tamborazos que sacan al track de la maldición de su título.
Y es ya al final de la noche cuando en “Crack My Bones” está la razón para quedarse entre las pocas personas que aún permanecen de pie: del otro lado de la fiesta, una mirada encuentra en la otra un cómplice para aguantar hasta el amanecer. “Feel my body, crack my bones /there is no one in the club/I am the only one who’s dancing” (“Siente mi cuerpo, rompe mis huesos/no hay nadie en el club/soy el único que está bailando”).
Como ya es tradición para los duetos electrónicos franceses, The Shoes saben cómo crear la atmósfera de una noche electrizante y un regreso a casa en el que la tarifa del taxi se dividirá –afortunadamente– entre dos.