Este texto fue publicado originalmente por Más de 131 el 29 de septiembre de 2015.
Por Alejandro Montufar Helu
La “tiendita de la esquina”, un símbolo de la infancia para los Baby Boomers y la Generación X, está en proceso de desaparición, ocasionado principalmente por el nacimiento de la tienda de conveniencia; esa tienda que es un híbrido entre una “tiendita de la esquina” y un supermercado.
Actualmente, el mercado de las tiendas de conveniencia está representado por un oligopolio, lo cual significa que la estructura de mercado se caracteriza por tener un pequeño número de empresas.
Habrá quien considere erróneamente la estructura del mercado como un monopolio, en virtud de la presencia que tiene la Tienda OCHO, la “Prima Hermana de las Gasolineras”; sin embargo, si consideramos que un monopolio hace referencia a un mercado controlado solamente por una firma, nos queda claro que éste no es el caso.
Entonces, al realizar un análisis empírico al sector de las tiendas minoristas (“tienditas de la esquina” + tiendas de conveniencia), podemos apreciar que éste se está convirtiendo en el patio de juego de 3 grandes empresas, a saber, la “Prima Hermana de las Gasolineras”, la “Letra CA” y el “Número 711”.
Asimismo, si nos paramos a analizar el contexto de los supermercados, nos llevamos una gran sorpresa ya que, al parecer, las tiendas de conveniencia también son competencia para estos.
Hagamos memoria ¿Los abarrotes en las tiendas de conveniencia son los que tiene en mayor frecuencia ofertas? Al parecer, sí, y por lo tanto, las tiendas de conveniencia aprovechan su estructura de costos (compran a volumen, compran a bajo precio) y dan barato ciertos productos para “competir” con los supermercados.
¿Acaso hay algo malo en tener una tienda de conveniencia cerca de nuestras casas, que en ocasiones elegimos en lugar del supermercado? En un principio no, ya que nos genera menos costos de transporte… ¿Cómo?
Considera el tiempo que utilizas para trasladarte a una tienda más lejana y en su caso, el gasto del transporte público o de tu vehículo privado. Además, estas tiendas ya hasta integran modalidades de ventanillas bancarias, y ofrecen ofertas que implican precios más bajos que aquéllos de la “tiendita de la esquina” o “similares” (a la alza) al supermercado. Sin embargo, consideremos los siguientes efectos:
1.- Nuestros bolsillos.
¿De verdad estamos ahorrando cuando compramos en las tiendas de conveniencia? Es cierto que, por los años 2008 y 2012, los productos en la tienda de conveniencia eran más caros, de 1 a 4 pesos, que en la “tiendita de la esquina”; sin embargo, ya no es claro que dichas diferencias sean significativas y en su caso, las existentes ahora son mucho menores, como se puede apreciar en la siguiente comparación:
Pero vayamos un poco más lejos en este análisis.
Es cierto que la tienda de conveniencia ha adquirido una presencia numerosa a lo largo del país, y que gracias a sus precios y servicios adicionales, ha ido reemplazando a la “tiendita de la esquina”, así como que, debido a su estructura de costos, en ciertos contextos y productos, ha sustituido a los supermercados, y aquí es donde surge la afectación a nuestras carteras, ¿cómo?
Ahora, con la presencia de 17 450 tiendas de conveniencia en México, el consumidor promedio visita alguna de estas unidades de negocio y se deja llevar por estas ofertas “virtuales” y compra los bienes que usualmente adquiría en los supermercados.
Entonces, ¿cuál es el efecto final en nuestro bolsillo? Compramos menos cosas con el mismo dinero… La “tiendita de la esquina” ha sido sustituida por una tienda propiedad del “trío” (la “Prima Hermana de las Gasolineras”, la “Letra CA” y el “Número 711”), lo cual te obliga a comprar ciertos productos un poquito más caros y otros en “oferta” (aunque más caros que en los supermercados).
Los partidarios del “trío” argumentarán que la diferencia en precio se debe a la calidad en el servicio y al costo fijo que incorpora construir sus unidades de negocio, o hasta la disponibilidad del servicio por 24 horas.
Esto es difícil de creer, en razón de que, si lo anterior fuera cierto, las ganancias de este “trío” serían similares a aquéllas de la “tiendita de la esquina”, lo cual dista mucho de serlo, o más bien, dándole una segunda pensada, los costos deberían ser similares a los del supermercado ¿no? ¿Acaso no hay descuento si compro bolsitas de frijoles para mis más de 17 mil tiendas?
Y todavía considerando que la tienda de conveniencia con mayor participación es parte del Grupo Empresarial productor de varios de sus productos, ¿por qué el precio es más caro que el de la “tiendita de la esquina” o el supermercado? ¿Acaso él se vende a sí mismo más caro?
2.- Desigualdad
Como si fuera poco que nuestro dinero sea extraído “voluntariamente” por este tipo de establecimientos, la desigualdad en México se acentúa. Pero ¿por qué? Fácil, las ganancias que antes generaba el microempresario (normalmente, tu vecino “Don Pedro” o “Doña María”), ahora son propiedad de Imperios Empresariales y sus dueños (algunos de ellos con vínculos internacionales).
Ahora, ¿cómo estamos en desigualdad? Abajo, un comparativo internacional del Coeficiente de Gini, el indicador de desigualdad más ampliamente utilizado en el mundo. Cabe destacar que mientras más grande sea el valor, más desigual es el país.
Gráfico 1. Coeficiente de Gini Último valor disponible
Entonces, ¿qué podemos hacer? Uno, apoyar al prójimo y comprar, en la medida de lo posible, a “Doña María”, y recordar que hubo una Reforma Constitucional en materia de Competencia que otorgó autonomía a la Comisión Federal de Competencia (ahora de Competencia Económica)… ¿Dónde está ese ENTE tan extraño?
P.D.: Esto no es inflación. Además, tienes que lidiar que, año con año, si no te pagan más, tu salario te alcanza para menos.
El autor es economista, egresado del ITAM, y se desempeña como Subdirector de Investigación Económica en el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Asimismo, es miembro activo de la Red de Economía Social.