Una declaración de guerra es algo que consume y estremece vigorosamente debido a su “rapidez” inherente (tanto para su captación como para el doloroso procesamiento). Para Roméo y Juliette, esta sensación no resulta del todo ajena. Inspirada en la experiencia real de Valérie Donzelli (directora, coprotagonista y coguionista) y Jérémie Elkaïm (coprotagonista y coguionista), la necesidad natural de exteriorización se materializó en este producto cinematográfico. Declaración de guerra relata la historia de una pareja joven (envuelta en miedos e incertidumbres como cualquier otra) cuya peor pesadilla se manifiesta cuando se les notifica que su hijo padece una enfermedad de tremenda delicadez. Esta condición compromete la vida del niño, factor que detona la agenda por el resto de sus existencias. Que su vida se defina de esta manera podría dar lugar a la ruta convencional donde los eventos prosiguen con un tono lúgubre y pesado. Curiosamente, esta producción francesa destaca por su perseverancia enérgica y atmósfera luminosa. Ya sea a través de una intervención musical o chistes políticamente incorrectos, Donzelli y Elkaïm toman este tipo de libertades para demostrar que un auténtico suplicio no tiene necesidad de abordarse con un estado opresivo constante. Aún así, tampoco se puede afirmar que la historia avanza sin el peso de sus posibles consecuencias debido a que nunca se pierde la noción inquietante de lo que está en juego. Si hay algo que este proyecto de pasión transmite de manera efectiva es ese enfrentamiento, la permanencia de la vehemencia juvenil en contra del acostumbrado colapso ante la desgracia.
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