Por Ricardo Marín (@reecardough)
Usando herramientas tan sencillas como la computadora de su casa, un par de programas musicales y otros instrumentos digitales, Nicolas Jaar se queda corto con la definición de “compositor electrónico”. Es más bien un transmisor electrónico. Su arte no se limita a la conjunción de notas musicales, pues despide ondas sonoras que abarcan de lo lúdico a lo introspectivo, de lo contemplativo a lo lisérgico. El estudiante de literatura convertido en productor y músico es una figura interesante por su perseverancia en transgredir la fijación. Las composiciones de Jaar no se afilian solo a una convención sónica, sino que embonan en varias: el principio de su disco debut, Space is Only Noise (2011, Circus Company) puede parecer un trabajo de downtempo, pero al continuar la escucha, éste en verdad es lounge, luego se convierte en house y, eventualmente, uno termina sin poder clasificar bien qué escucho, pero sabe que la sensación es irrepetible.
El aspecto más interesante de la presentación de Nicolas Jaar en el Ceremonia es su formato: live act (en contraposición a un dj set). Mientras varios artistas electrónicos dicen tener un live act que en realidad no difiere mucho de un Dj set, Jaar le imprime un estilo sumamente personal a sus presentaciones. Él es conocido por hacer de esta experiencia un grato recuerdo, pues escuchar su obra aplicada al entorno performativo — y con instrumentación directa — es memorable desde el enfoque lúdico hasta el enfoque virtuoso, pues el compositor acompaña sus presentaciones con diversos instrumentos atípicos para el estilo, como una guitarra, un saxofón, una batería, entre otros. Por esto y por escuchar la grandiosa “Space is Only Noise if you Can See”, Nicolas Jaar es un acto obligado del festival Ceremonia 2013.