Brasil se polariza por cuestionamientos a su democracia
Las protestas en Brasil se han llevado las portadas internacionales debido a que, el 8 de enero, miles de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro invadieron el Supremo Tribunal Federal, el Palacio Presidencial y el Congreso del país sudamericano. Aquellos protestantes que lograron abatir las barricadas de la policía en Brasilia, allanaron los edificios y causaron daños en su interior.
El ataque cayó de extraño para una parte del gobierno, quienes según el ministro de Justicia, Flávio Dino, diversas agencias de seguridad habían previsto y preparado una estrategia de seguridad para lo sucedido el domingo 8; sin embargo, para el momento del ataque la zona había sido parcialmente abandonada y había menos elementos de los previstos.
De hecho, el sábado pasado, el exministro de Justicia Anderson Torres, quien ejerció funciones en la administración de Bolsonaro, fue detenido a su regreso a Brasil después de que el director general de la Policía Federal, Andrei Rodriguez, señalara una serie de omisiones dolosas realizadas por los responsables de la seguridad pública del Distrito Federal, actos que contribuyeron al ataque contra los tres poderes de la nación brasileña.
Lo anterior se remonta al hecho de que Bolsonaro perdió las elecciones presidenciales celebradas el 30 de octubre del año pasado, por lo que sus partidarios rechazan desde entonces y hasta la fecha los resultados de la contienda política, bajo la creencia de que el proceso electoral estuvo amañado en contra del ahora expresidente.
Bolsonaro se encargó de cuestionar al Supremo Tribunal Federal por iniciar investigaciones en su contra y algunos de sus aliados, poniendo en tela de juicio la fiabilidad de las urnas electrónicas y negarse a reconocer su fracaso, lo que ha contribuido a que una parte de la sociedad brasileña busque su regreso a costa de acciones como las del 8 de enero.
Quienes buscan que Bolsonaro regrese a la presidencia han acampado frente a un cuartel militar de la capital brasileña para exigir una intervención militar y destituir al electo presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La Fiscalía General de Brasil ha solicitado la investigación del ex gobernante de extrema derecha por el asalto a los tres poderes que aconteció a manos de sus seguidores, lo anterior mientras la tensión en Brasilia crece ante la posibilidad de nuevas protestas.
Incluso, en medio del caos generado en la última semana, este viernes el presidente Lula ha tomado la decisión de destituir la dirección de los medios de comunicación públicos de Brasil debido a la forma en la que trataron el acontecimiento de la toma de los tres poderes.
Luiz Inácio optó por nombrar a la periodista Kariane Costa como presidenta de la Empresa Brasileña de Comunicación (EBC) con la intención de hacer una reorganización de la forma en que se dan las noticias en Brasil, que hasta hace unos días seguían bajo el mando de quienes fueron nombrados por Jair Bolsonaro.
Con lo anterior, se busca evitar la propagación de ideas antidemocráticas o un temido sabotaje técnico de las transmisiones y comparecencias de la presidencia.
Sobre esta situación, Bitácora DH entrevistó al periodista y politólogo Témoris Grecko, escucha lo que dijo al respecto: